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Los de Alberto Garzón Espinosa como ministro de Consumo no son los únicos apellidos con ascendencia riojana que este martes se sentaron a la primera reunión del nuevo consejo de Gobierno de España presidido por Pedro Sánchez. Los de la ministra de Asuntos Exteriores, ... Arancha González Laya, viajan también hasta nuestra comunidad, en concreto hasta Munilla, villa natal en el valle del Cidacos de su madre Josefa y donde la nueva ministra disfrutó varios veranos en su infancia.
Desde Munilla, la madre de González Laya salió muy joven hacia la localidad navarra de Tafalla, a los 12 años. De ahí su familia emigró a la guipuzcoana de Tolosa, donde fue creciendo Arancha González Laya (22 de mayo de 1969), no sin dedicar varios veranos a visitar a sus abuelos y tíos maternos en la villa riojana del Alto Cidacos. «Cuando teníamos 8 ó 9 años, venían una semana en verano y se quedaban en casa de nuestra abuela. O en Semana Santa. Y yo la visitaba alguna vez en Tolosa», recuerda Montse Mallén, que comparte tíos con la ministra -la hermana de su madre y el hermano del padre de Montse están casados-.
Con el paso del tiempo y las obligaciones laborales y familiares, el contacto entre ambas y el resto de la familia riojana fue diluyéndose, más con la carrera internacional que fue forjándose Arancha González Laya, pero siempre se mantuvo. Eso sí, «cuando viene a España suele pasarse por Logroño a visitar a dos tíos que viven en una residencia», cuenta Montse desde la capital riojana. Como ejemplo, estas pasadas navidades fueron una de esas ocasiones de encuentro con los tíos.
Esa brillante trayectoria internacional ha llevado a Arancha González Laya a cargos de relevancia como en la Comisión Europea en Bruselas, a la Organización Mundial del Comercio, al frente del Centro de Comercio Internacional en Ginebra… Y desde esta semana, ministra de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación del Gobierno de España.
«Su nombramiento como ministra me ha resultado impactante y sorprendente porque no me lo esperaba. También me parecen más importantes cualquiera de los otros cargos que ha desempeñado a lo largo de su carrera, a los que solo se puede llegar con mucho trabajo, estudio, constancia... -pondera Montse subrayando el carácter llano y sencillo de la ministra-. Ella viene de una familia humilde, ha sido persona inteligente pero muy trabajadora, ha estudiado todo lo que ha podido, ha sido una alumna de sacar muy buenas notas, de las de siempre mejorar y superarse, sin conformarse... Yo siempre he dicho que hará y conseguirá lo que quiera».
Al reconocer en el consejo de ministros a esa niña que jugaba por sus empinadas calles, el Ayuntamiento de Munilla va a remitir una carta a González Laya felicitándole por su nombramiento. Y recordándole también esas raíces. «Además de felicitarle por su cargo, como buen alcalde, pongo a su disposición su tierra para lo que quiera... y si se quiere acordar de nosotros para visitarnos o lo que pueda surgir, ¡bienvenida será!», invita el primer edil de la villa, Claudio García, que viaja a aquella infancia para recordar a Arancha González Laya con la cuadrillita de niñas paseando por el pueblo.
En este punto, el alcalde descarta entrar en arena partidista, sino apelar a la identidad de los vecinos de la villa. «Yo no miro los colores políticos para estas cosas. Porque es para sentirnos orgullosos el tener una descendiente de Munilla como ministra... y si se puede aprovechar, ¡pues bienvenido sea!», saluda. «Le emocionará el ver que el pueblo se acuerde de ella», sonríe Montse.
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