Raffaella Carrà era música, desparpajo, alegría... Un torrente italiano, un Vesubio sostenido por dos enormes piernas que lucía en frenéticos bailes que muchos españoles seguían con retardo, tal era su movimiento. En España llegó a ser una más de la familia por sus apariciones en ... programas como '¡Hola, Raffaella!', 'A las ocho con Raffaella', 'En casa de Raffaella Carrà', 'Contigo' o 'Salvemos Eurovisión'. Su reciente fallecimiento deja, ciertamente, un vacío en nuestra memoria televisiva y afectiva.
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Mila Montoya la conoció a raíz de su participación en el programa 'A las ocho con Raffaella'. La riojana, de Santurde de Rioja, protagonizó un directo el 2 de noviembre del año 1992, por su curiosa habilidad para partir nueces con esa parte del cuerpo situada al final de la espalda, llamémosle sin ambages culo. De pie, Mila realizaba una rápida y ágil sentadilla y, certeramente, partía –más bien trituraba–, los frutos secos.
Mila aprendió este sistema tan poco ortodoxo en las fiestas, con los vasos de plástico. «¡A ver si lo rompes!», se retaban ella y una amiga. Y lo hacían. Su padre le propuso hacerlo con nueces, con el mismo buen resultado.
Un día decidió escribir una carta al programa 'Qué apostamos', presentado por Ramón García, y le solicitaron un vídeo. «Les mandé uno en el que rompía 18 nueces en un minuto. El director de aquel espacio era el mismo que el de 'A las ocho con Rafaella' y me llamaron para ir a este último a hacer una exhibición». Y Mila, encantada. «Me pagaban el viaje, el hotel y 25.000 pesetas, pero yo les dije que me parecía poco y me pagaron más», cuenta. En el tira y afloja les sacó 75.000 pesetas, que entonces era un dinero. A Madrid viajó con sus padres y una prima, Arancha.
Le dejaron un camerino, «como a las artistas de verdad», y salió al plató, donde partió varias nueces que ella misma había llevado, ante la atónita presentadora italiana, que repetía «¡Buenas piernas!».
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«Raffaella me pareció una mujer fantástica. Si en la televisión era maja en la realidad era muy entrañable, hablaba mucho con nosotros», recuerda Mila de la presentadora.
Santurde de Rioja se paralizó aquel día por completo. A los animales se les dio de comer antes y en el bar, a las ocho, no había nadie. Estaban todos en casa, viendo a 'la Mila'.
Aquello le hizo famosa, al menos durante un tiempo. En otro programa, uno o dos años después, también presentado por Ramón García, volvieron a emitir un vídeo de su habilidad, con ella al teléfono. Le dieron 10.000 pesetas y una batería de cocina que aún no ha estrenado. «La tengo aún en el alto», dice entre risas. «Eso que te dicen: para cuando te cases. Y como no me he casado, pues no la he estrenado», cuenta. La gente le paraba en todas partes. «Contaba lo mismo a cada paso», dice. Las bromas también le llovieron durante mucho tiempo.
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Veintinueve años después, Mila parte las nueces como todo el mundo. «Ya me gustaría, pero no. Las rodillas, la espalda... Ya tenemos una edad», dice.
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