Unos sesenta vecinos comparten cada día Munilla. Durante este fin de semana, hasta 6.000 llegaron a la villa del Alto Cidacos, con sus caserones anclados en la ladera al paso del río Manzanares. Esa multiplicación la logró, un año más, las Jornadas del Queso ... Artesano, que vivieron su vigesimoquinta edición volviendo a atraer a aficionados a sus sabores, aromas y texturas de toda España.
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Año a año, esta actividad promocional de las villas del Alto Cidacos se ha asentado como una meca para los amantes del queso. Una fecha señalada en el calendario en la que saben que van a encontrar en el mismo punto queserías artesanas, de producciones limitadas, difíciles de reunir. Una ocasión imprescindible y ante unos paisajes otoñales de monte espectaculares.
En esta redonda edición, durante la tarde del sábado y el largo mediodía de este domingo, quienes se acercaron hasta llenar el frontón municipal encontraron diecinueve queserías de denominaciones de origen de todo el país, viajando de Asturias a Extremadura, de Cantabria a Zamora, pasando por Burgos, Palencia, Aragón... Y, por supuesto, presencia riojana con Celia de Arnedo, La Cilla de Préjano –que pronto agotó todo el producto– y la novedad de Roca de Cabra de Ortigosa.
Como cada año, varias casas se han quedado en lista de espera confiando en ser una novedad en las próximas ediciones de esta cita organizada por el Ayuntamiento munillense con el apoyo del Gobierno de La Rioja, con un presupuesto de 15.000 euros. Casas que llaman y se muestran interesadas esperando a ocupar uno de los puestos en la larga pasarela ante un público que agota sus despensas.
Con ambiente otoñal, pero agradable temperatura, cientos de personas se acercaron este domingo hasta el lugar. El paisaje de coches llegando y aparcados por todas partes era la imagen que evidenciaba el contraste entre la tranquilidad diaria de la villa, como la que vivirá este lunes y el ajetreo de este fin de semana. Después de la ya multitudinaria tarde del sábado, el mediodía de este domingo la superó. Y el público llenó y recorrió con orden cada una de las mesas en las que se disponían los quesos. Porciones a probar, preguntas y explicaciones de los artesanos. Contrastar y comprar. Eran muchos los que se llevaban las bolsas llenas de sus sabores favoritos.
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Y para quienes quisieran probarlos todos, las Jornadas recuperaron las tablas con cuñas de cada una de las diecinueve queserías participantes. Las recomendaciones de la pandemia primero y las dificultades logísticas para contar con suficientes voluntarios para trocear miles de cuñas el año pasado llevaron a no contar con esta degustación durante estos años. Felizmente, en esta edición se recuperó a modo de presentación de todas las queserías presentes: un ejército de voluntarios definió 21.000 porciones para 1.100 tablas.
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