

Secciones
Servicios
Destacamos
El pasado 19 de febrero, el pueblo de Camprovín rindió un sentido homenaje a su vecino más veterano, Marcelo Ibáñez Villar, en el día en el que cumplió los 100 años. Este hombre nació en el seno de una familia riojana que emigró a Argentina a buscarse la vida. «Mis padres vivieron en muchos lugares de allí y, cuando decidieron volver al hogar, mi madre venía en el barco embarazada de mí. Justo dio a luz al llegar a Camprovín», cuenta Marcelo sobre cómo vino a este mundo.
De su infancia recuerda empezar el colegio con seis años, en una época en la que había más de 50 estudiantes en la escuela local. «Nuestro maestro, Carlos, era muy bueno y muy listo, ganó un concurso de inteligencia entre los profesores de la comarca», detalla Marcelo. Esa infancia tranquila se vio truncada por el estallido de la Guerra Civil, que le pilló con once años.
«Mi padre era republicano, y me acuerdo que desde Logroño mandaron una lista de personas que debían ser fusiladas en Camprovín; pero el alcalde de entonces, que era nacional, dijo que había que salvar a todos, que eran buena gente y no importaba su ideología», relata Marcelo.
Una vez acabada la contienda, el ahora centenario se dedicó al pastoreo y al campo, como jornalero. Todo eso lo intercalaba con la pelota mano, una gran afición que todavía sigue por televisión. También se desfogaba con largos paseos o en noches de bodega entre amigos.
De los más de 600 vecinos que había en Camprovín cuando nació, él es el último representante de un estilo de vida sencillo y tranquilo. «Cada noche, ceno un huevo frito, ese es mi secreto para vivir tanto», sentencia el centenario.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Sara I. Belled y Jorge Marzo
Estela López y Sergio Martínez | Logroño
Melchor Sáiz-Pardo
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.