El maestro que aún se recuerda

Treviana quiso hacer ayer un homenaje a Juan Larreta, un maestro del pueblo, que posteriormente llegaría a ser director de las escuelas municipales y que en 1936, tras el golpe de Estado, fue asesinado.

No fue un homenaje propiamente dicho, sino más bien una reunión en la que hablar y conocer esa historia. De esta manera, acudió Asun Larreta, nieta del maestro, que narró la vida de su abuelo desde que comenzó como maestro en 1909 en Isaba (Navarra), su comunidad de origen, hasta 1921 donde finalmente llega a la localidad riojalteña de Treviana.

Una historia que Asun cuenta en su libro 'Juan Larreta Larrea: El compromiso personal y familiar de un maestro represaliado (1881-1936-2023)'. Un libro publicado en mayo de 2023 y con el que pretende «hacer una reivindicación», según explicó ayer su autora. «Todavía no se ha hecho justicia», declaró.

Este maestro republicano ejerció su profesión en lo que ahora se conoce en el pueblo como el Ayuntamiento. «De hecho, hace bastantes años vine aquí y todavía había algunos pupitres», recordó Asun.

La escritora explicó el ambiente de Treviana durante principios del siglo XX: «Aquí había mucha pobreza entonces y mucho absentismo escolar, algo que intentó disminuir. De la enseñanza se hacían cargo cuatro maestros y tres maestras y la escuela graduada era solo la de niños, esto es algo que critico ahora de él».

«Entonces el ambiente era muy hostil y había dos bandos claros muy enfrentados, había una confrontación terrible. Mi abuelo estaba muy implicado en la vida política, en ese momento tenía 55 años y fue quien proclamó aquí la República el 15 de abril de 1931», afirmó Larreta. «Todo ello hasta el 19 de julio de 1936, él estaba aquí en las escuelas (actualmente el Ayuntamiento) cuando llegan al pueblo unas camionetas del general Mola, es entonces cuando mi tío, Pepe, el mayor de sus hijos le dice a mi padre 'tienes que huir'. De esta manera mi abuelo se fue a la mañana siguiente», comenzó.

«Como mi abuela había fallecido en 1927, sus hijos se quedaron con una vecina. Fue ahí cuando mis tíos se encontraron una camioneta con personas que llevaban una gorra roja y gritaron '¡Viva la República!'. Entonces los ocupantes se pusieron a disparar a mi tío, el más pequeño, sin llegar a herirle de gravedad. Pero sí detuvieron a su hermano mayor, Pepe, a quien encerraron en las celdas de este mismo Ayuntamiento, que también había sido la escuela y le hicieron comerse todos los estatutos de la agrupación socialista que habían pertenecido a mi abuelo. Lo ataron de pies y manos y le pegaron. Estando aquí le dijeron que habían pescado a su padre y lo habían matado», continuó.

«Tiempo después mi tío Pepe huyó y participó en la Segunda Guerra Mundial, en la resistencia francesa y permaneció en el exilio. A los tres niños pequeños los llevaron al orfanato la Beneficencia de Logroño y hasta 1956 Pepe no se reencontró con su familia», concluyó.

A este acto también acudió desde Bañuelos la Asociación Escuela Maestro Antoni Benaiges, quienes hace unos días llevaron a un grupo de estudiantes a ver el mar, igual que lo que prometió el maestro republicano Benaiges, también asesinado en 1936; así como la alcaldesa de Treviana, Antonina Cantabrana.

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