Una mesa situada en la zona ajardinada que rodea el centro social de Luezas ofrecía ayer pinchos de choricillo y panceta y patatas fritas. Los hijos de este pueblo del Camero Viejo deshabitado desde principios de los 70 estaban de celebración. Con un almuerzo, que ... luego cerraría un café, quisieron festejar en el día de Todos los Santos la inauguración del nuevo muro perimetral de su coqueto cementerio.
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Diez hombres, todos nacidos o vinculados a Luezas, se han afanado en las últimas tres semanas en sostener y coronar este muro con una capa de hormigón para sujetarlo y poner freno a su deterioro. Han trabajado a vereda, con los materiales que les ha aportado el Ayuntamiento de Soto en Cameros, municipio al que está adscrita la aldea.
Señalan que en Luezas resulta habitual trabajar aportando cada uno su granito de arena. Sólo así se entiende que el pueblo tenga casi todas sus casas arregladas y un sinfín de proyectos en cartera: están adecuando por fases la ermita de San Andrés, quieren restaurar dos neveras 'gemelas' y dar proyección a las muy conocidas en la zona 'brujas de Luezas'.
«La gente de Luezas participa mucho. Les gusta subir y mantener las cosas», declara el alcalde del municipio de Soto, Pedro Elías Cristóbal, que no faltó al acto inaugural. Y eso que preservar Luezas vivo no resulta fácil. «Tiene sus hándicaps», admite el regidor. Entre ellos, que el núcleo no está al pie de la carretera, sino al final de siete kilómetros de un ascenso continuado con curvas desde la LR-250; que las casas obtienen el suministro eléctrico de placas solares y que no hay cobertura móvil.
«Mientras en otros lugares piden el wifi, nosotros reclamamos la luz», expone el presidente de la Asociación de Amigos de Luezas, Luis Pérez. Frente a estas contrariedades, ellos exhiben «unidad».
Así, cada mejora constituye un «hito» para Luezas. Si a principios de los 70 el pueblo se quedó sin habitantes permanentes, una década después la construcción de la pista de acceso fue el detonante para que los hijos de Luezas volvieran al lugar de sus raíces y se pusieran a adecuar las casas. «El abandono supuso un drama, pero enseguida regresamos», subraya Pérez.
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Ayer esta aldea vivió otra jornada grande. «Para los que hemos nacido aquí representa un mundo cada cosa que hacemos por mantener Luezas», asegura José Miguel Terroba, del grupo de jubilados que ha arreglado el muro del camposanto. «Significa mucho porque ahí están nuestros seres queridos y así aseguramos que el cementerio continuará porque los mayores siguen pidiendo que les entierren aquí», afirma Vicente Sáenz.
El próximo hito para Luezas no tardará en llegar, puesto que están en curso las obras para cubrir su iglesia de la Asunción, una joya del patrimonio riojano y de las actuaciones más reclamadas y anheladas en el pueblo.
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