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Hace 47 años Luis Aparicio Pérez se fue andando desde Logroño hasta la cima del San Lorenzo, el 'techo' de La Rioja con 2.271 ... metros de altitud. No fue ni planificado ni demasiado organizado, al salir de su trabajo en la Electra, junto a su compañero y amigo José Luis Crespo, comenzaron a andar rumbo a la Sierra de la Demanda. Entonces Luis tenía 23 años, acababa de regresar de la Legión, en Melilla, y se encontraba en forma. No era la primera vez que realizaba una 'andada' así; antes, junto a Crespo, ya había subido al León Dormido, por ejemplo. Después fue un asiduo participando en la Valvanerada.
«Lo más duro, me dijeron, fue bajar hasta Ezcaray, también andando. Hicieron noche en un hostal y se quedaron dormidos con la ropa puesta», cuenta Luis Aparicio Hernáez, el hijo. Aquella aventura fue «en plan: 'vamos al San Lorenzo'; pues vamos», añade el hijo. Y algo similar ha querido hacer Luis Aparicio Hernáez casi medio siglo después. Hace seis meses que Luis Aparicio Pérez (Logroño, 1951) murió a causa de un cáncer de pulmón y su hijo, Luis Aparicio Hernáez (Logroño, 1981), organizador de la carrera por montaña Matutrail y descendiente de Matute, además de corredor popular, ha querido homenajear a su padre repitiendo aquella pequeña hazaña. Pero no andando sino corriendo.
«Veinte días antes de que muriese fui con un amigo desde Matute al San Lorenzo y le dije que mi padre había subido andando desde Logroño. En la misma iglesia, tras el funeral, le dije que teníamos que ir nosotros corriendo, y me contestó que sí», recuerda Luis Aparicio Hernáez. Y así fue. El pasado sábado, junto a Sergio Alcalde, partieron a las 6.30 horas, recorriendo 77 kilómetros con unos 2.400 metros de desnivel positivo no solo hasta la cima del San Lorenzo, que coronaron a las 15 horas, sino bajando igualmente hasta Ezcaray, a donde llegaron antes de las 17 horas. «Hemos tratado de que el trayecto fuera parecido: Navarrete, Manjarrés, las dos Arenzanas, Berceo, San Millán de la Cogolla y Lugar del Río», describe el hijo.
No estuvieron solos: de Logroño a Manjarrés les acompañó Jaime Peña, de Lugar del Río a Ezcaray fue Joaquín Valgañón el tercer hombre, y tanto en San Millán como en Ezcaray les esperaba la familia para poder cambiarse de ropa, alimentarse y recoger ánimos. «Mi padre me contó que antes de subir al San Lorenzo se tumbaron a dormir y, como tenían frío, siguieron andando. Lo más duro debió de ser bajar», cuenta Luis Aparicio Hernáez. También hay que tener en cuenta que en los 70 no existían los dispositivos móviles que hay ahora y ni siquiera se había construido aún la estación de esquí.
«Nosotros tuvimos una crisis entre el kilómetro 35 y 45, nos dolían bastante las piernas y nos quedaba lo peor, fue un bajón físico y moral», confiesa el hijo. Eso sí, una vez a pie del San Lorenzo «por la emoción de llegar ya no cuesta tanto».
Al contrario que Luis Aparicio padre, el hijo sí preparó la aventura. Habituado a las carreras de 'trail', la ausencia de competiciones convirtió este reto personal en una motivación. «Hemos ido subiendo el volumen semanal, cada dos o tres semanas, desde hace seis meses», explica Luis Aparicio Hernáez. Claro que el confinamiento perimetral de Logroño no ha ayudado. «Había días en los que debía hacer 25 kilómetros sin salir de Logroño y no me apetecía nada, pero al final iba hasta el toro de Osborne, el monte de la Pila...», reconoce. La recompensa estaba a 2.271 metros de altura. «Hacer cumbre me dio mucha satisfacción. Desde que ves el San Lorenzo en Navarrete, tan pequeñito al principio, y se va haciendo grande, hasta que ya estás subiendo la pala. Arriba quise hacerme unas fotos como las que se hizo él», indica Luis.
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