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El misterioso caso del ganchillo robado en Lardero ha sido resuelto (a medias). Tras la publicación el pasado miércoles en Diario LA RIOJA de la historia de la desaparición en la plaza del Hospital de las fundas de los bancos que tejen voluntariamente las vecinas Mariluz Sáenz (83 años), Aurora Domínguez (80) y Maricruz Fernández (80), alguien parece que se sintió aludido y se arrepintió.
«Me gustaría que quien haya sido lea esto y pase un poco de vergüenza», expuso Aurora. Y parece ser lo que ha sucedido, porque en la tarde del pasado 22 de enero alguien, anónimamente, dejó en una bolsa una de las fundas, en perfectas condiciones, y la cesta con las mariposas de croché en la puerta de la comisaría de la Policía Local de Lardero. La alcaldesa, Isabel Barceló, acudió en persona en la mañana del jueves a devolver ambas cosas a las vecinas, que recibieron con alegría la noticia. «Ha sido una chorrada, aunque parece que quien haya sido se ha arrepentido y es de agradecer que nos lo haya devuelto», se sincera Aurora.
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«Cuando abrí la puerta y estaba la alcaldesa con mi cesta me he llevado una alegría. Es bonito que lo hayan devuelto. También es valiente haberlo hecho», reconoce Maricruz. Con buen humor celebran haber recuperado parte de lo sustraído, si bien falta todavía la funda de otro banco. «No estábamos enfadadas, eh. Solo un poco decepcionadas. Sabemos que no han sido los chavales porque nos lo han devuelto perfecto. Yo creo que, quien haya sido, sabía lo que se llevaba, ha leído el periódico y se ha arrepentido», opina Aurora. «Hombre, es que se había enterado todo el mundo. A mí hasta el médico me dijo que me había visto en el periódico», confiesa Maricruz.
Marta Elguea
Teniente de alcalde de Lardero
Aurora Domínguez
Vecina de Lardero de 80 años
Ellas también se encargaron de que el caso, la investigación, no cayera en el olvido. «Son muy majas y todos los días, después de misa, me preguntaban si sabíamos algo», explica Marta Elguea, teniente de alcalde de Lardero. Y es que en la aledaña casa de cultura hay una cámara de videovigilancia mediante la que, tal vez, se podría haber averiguado algo. «Ellas se sentían ofendidas por lo ocurrido, así que me alegro de que hayan devuelto parte y de forma impoluta, porque pensábamos que podrían aparecer tiradas en cualquier descampado», expone Marta Elguea.
Así que una vez resuelto el misterio, aunque sea a medias o al menos recuperado parte del artesanal botín, y a pesar de que quede la duda de quién fue, al menos la historia ha tenido un final feliz. «Están muy contentas y yo me alegro por ellas porque son geniales. Decoran la plaza en fiestas y la dejan muy bonita, espero que lo sigan haciendo», desea Marta Elguea. Y es que Mariluz, Aurora y Maricruz, vecinas y amigas de Lardero, tienen como afición tejer, se reúnen casi a diario para hacerlo en grupo, en la bajera de una de ellas en la plaza del Hospital y con su labor realizan fundas para los bancos y banderines que colocan en fiestas, dando colorido a ese histórico rincón de la localidad.
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