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Jorge Bravo con una de sus fotografías tomada en una viña de Samaniego. Mariana Olin
El lado oscuro de la luz nocturna

El lado oscuro de la luz nocturna

La contaminación lumínica es el tema que ha elegido Jorge Bravo para su exposición fotográfica 'Una estrella vale más que mil palabras'

Mariana Olin

Ábalos

Martes, 22 de agosto 2023, 11:21

Jorge Bravo es el autor de la exposición 'Una estrella vale más que mil palabras', que podrá verse hasta finales de septiembre en el Hotel Villa de Ábalos (Ábalos, La Rioja). Bravo se ha dedicado desde 2016 principalmente a la fotografía documental y se ha mantenido en su línea con esta exposición sobre la contaminación lumínica que, además, pretende ser una protesta. El formato de la obra es paisaje y ha retratado lugares cercanos a La Rioja Alta y Rioja Alavesa.

Con sus fotos, Bravo trata de contar historias e intenta aprovechar las imágenes para hablar del mundo más rural. Cuando comenzó con su afición se dio cuenta de la cantidad de luz que desprendían los pueblos de La Rioja si los miras desde un entorno rural y alejado de las luces. En su exposición, 'Una estrella vale más que mil palabras', hace un guiño al dicho «una imagen vale más que mil palabras» para llamar la atención sobre «un problema serio para el entorno natural».

Con la colección de fotos, el autor quiere concienciar a la gente de lo que es la contaminación lumínica, sus consecuencias y sus soluciones. «En los pueblos por ejemplo, están cambiando las farolas para que no den tanta luz y para que no contaminen tanto como las antiguas», indica Bravo. «Tenemos que ser conscientes de que la contaminación lumínica existe», añade.

Bravo descubrió su pasión por la fotografía en 2014 y en 2016 comenzó a retratar el cielo nocturno, lo que llevó a su primera exposición en 2017 en Laguardia. Cuando empezó con esta serie, buscaba hacer fotos «de paisaje nada más, sin nada en especial», hasta que una noche descubrió cómo la luz artificial invadía el cielo nocturno. Siendo de Samaniego, Jorge no se complicaba demasiado a la hora de elegir los lugares en los que hacía las fotos, iba a buscar el sitio por la mañana y luego volvía a la noche. Contaba siempre con dirigirse hacia el norte, sobre todo para no perderse.

Vistas de Leza de noche. cedida por Jorge Bravo

Bravo habla de cómo «con el mismo móvil, se puede notar lo que yo experimento con mi cámara, que es capaz de captar colores que no vemos con los ojos», asegura.

Si le preguntas a Jorge cuándo es la mejor época del año para hacer fotografía nocturna, te dirá que es en invierno, cuando la tierra está fría y no suelta calor, sin embargo, en verano, con el calor, el suelo echa vapores.

«Me gustaría tener fotos de más sitios pero reconozco que me gusta mucho hablar de esta zona», reconoce. «Al final como yo vivo en Rioja Alavesa, me interesa que la gente de aquí esté informada sobre los temas que trato en mis obras».

Imagen del cielo desde una viña. cedida por Jorge Bravo

«Lo que más dificultad me supone es hacer fotos quejándome sin hacer daño, así que lo que intento es hacer fotos bonitas, pero que sean esa queja». «A veces» -cuenta- tengo suerte y la contaminación lumínica no es tan fuerte y las fotos quedan más naturales».

«La Rioja Alta es un entorno único para la fotografía nocturna y hay un perfecto equilibrio entre el paisaje natural y el paisaje rural y urbano», opina Bravo.

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