Villarroya

Las estrellas sobrevuelan el Carrascal

Se enmarañaban algunas nubes en las cercanas próximas, los termómetros descendían a los 8 grados y las chimeneas ya humeaban en la villa que antes vota del país. Desde sus 922 metros de altitud.

Y que durante este fin de semana multiplicó por muchos los dígitos de su pequeña demografía, que puede contarse con los dedos de una mano. Porque fueron cientos de amigos, curiosos e interesados los que acudieron a la llamada y al atractivo de las XXIX Jornadas Micológicas de Villarroya.

Organizadas por la Asociación Amigos de Villarroya con la colaboración del Ayuntamiento, entre otras entidades, vivieron en el mediodía del domingo su plato fuerte, la degustación de diversas recetas inspiradas en las setas y elaborados por cocineros de enorme prestigio: el estrella Michelín Ignacio Echapresto, desde la Venta de Moncalvillo; Fermín Ezquerro, de La Posada de Villarroya; Paco Cuartero y Alfonso y David Herce de Blas, de la pastelería La Clavelina con un Solete Repsol en su haber.

La jornada dominical despertó nublada. La amenaza de lluvia ya se había materializado el sábado, lo que no impidió que se celebraran al cubierto de la sede de la asociación las distintas propuestas planteadas en el programa: talleres infantiles sobre abejas y manualidades y charlas sobre las minas de carbón de Villarroya y la presencia de avispas a cargo de Luis Otaño, sobre los paisajes de los almendros en la Reserva de la Biosfera, a cargo de Carlos Ezquerro y una cata-degustación con Ana Pérez de almendras maridadas con vinos y vermús.

Pese a lo encapotado de los cielos, la mañana dominical avanzó sin lluvia y en camino al precioso Carrascal de Villarroya, destino de tantos aficionados a las setas y los hongos durante estas fechas otoñales. La visita guiada presentó a los participantes las numerosas variedades que pueden encontrarse en la zona. Y que después se mostraron en unas mesas en el pueblo. Los vecinos explicaban la riqueza de lo expuesto a los interesados. Entre ellos, el alcalde Salvador Pérez.

La jornada dejaba atrás el mediodía y había que reponer fuerzas. Las calles de Villarroya eran un hervidero. Encuentros, saludos, conversaciones mientras los cocineros ultimaban sus pinchos. Croqueta de boletus, edulis y cesáreas y cazuelita de garbanzos estofados con setas de otoño, níscalos y angulas de monte en manos de Cuartero. Setas a la plancha y risotto de setas desde el saber de Ezquerro. Echapresto ofreció un sabroso pincho de boletus, patata y trufa. Para rematar, postre de helado de níscalos ideado desde la Clavelina. Desde un pequeño pueblo riojano, las estrellas visitaron sus montes y fogones para alimentarlo de vida.

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