La iglesia de Tres Fuentes en Valgañón, una joya que suena a agua

Este mes de agosto, además, Joaquín abre la puerta del templo. Una puerta medieval impresionante, por cierto, con dos hojas de madera de nogal y herrajes del sigo XIII, que reproducen figuras animales, la Luna, una estrella... Recibe los lunes, miércoles y sábados, de 9.30 a 12.30 horas. A los visitantes se les acepta un donativo de un euro, que se destina a obras de mantenimiento. Para eso se ha abierto; si no, habría que esperar para verla a fechas señaladas, por ejemplo a San Antonio, Gracias o San Isidro.

La iglesia es una joya –o, también, un joyero–, aunque sin pulir del todo y sin mostrar aún, por tanto, su máximo esplendor. Desde hace unos pocos años se va arreglando poco a poco, con dinero público y, en parte, también gracias a campañas benéficas como la que sigue en curso de la venta de casitas artesanas para pájaros, realizadas por Santiago Solano del Rincón.

Entre septiembre y octubre se prevé que se lleven a cabo las obras de la tercera fase de rehabilitación del templo, que se encuentra especialmente aquejado por las humedades procedentes del agua de su subsuelo. En esta ocasión, se actuará en las capillas del Cristo de Bañares y de San Bartolo e incluirán, entre otras labores, el arreglo del suelo, que se encuentra hundido en algunas partes, y la recuperación, donde se pueda, de la piedra de sus muros. Los trabajos cuentan con un presupuesto de 70.000 euros, de los que un 68%, aproximadamente, será financiado por el Gobierno de La Rioja. El resto lo pagan entre el Ayuntamiento y la parroquia, a partes iguales, que también corren con otros gastos.

El alcalde de Valgañón, José Antonio Mateo, indica que otra de las ideas es intentar instalar corriente eléctrica o placas solares –actualmente se utiliza un generador de gasolina–, y, con ello, colocar algún ventilador que pudiera programarse para ponerse en marcha e intentar, así, hacer frente al grave problema de las humedades.

La iglesia de Nuestra Señora de Tres Fuentes asienta sus orígenes sobre la historia y la leyenda que habla de apariciones de la Virgen a una pastorcita, de nombre Inés, y la visita al lugar del rey Fernando III el Santo, junto con su madre Berenguela de Castilla y el obispo de Burgos, que consagró la iglesia en el año 1224, como atestigua una inscripción en uno de sus muros.

Antaño, las mozas casaderas acudían en romería al templo, que alberga un retablo dedicado al casamentero San Antonio de Padua el 13 de junio para buscar novio. Cuentan que había que dar siete vueltas alrededor de la iglesia, beber agua del caño de en medio –sin apoyarse–, y pisar el ladrillo número 13, en realidad una de las tumbas que llenan el interior del templo. Los vecinos de Bañares acuden cada año en romería a ver «su» Cristo, que se quedó allí por decisión divina. Pero mejor visitar la iglesia, que se lo cuente Joaquín y, ya de paso, ayudar a su mantenimiento. Al fin y al cabo, el patrimonio y la historia es un bien común, cosa de todos.