La iglesia de San Miguel abre al culto mientras acaba la reparación de la sacristía

Las obras en la nave y capillas han terminado y después de pintar llega el momento de limpiar y colocar todo en su sitio (confesionarios y bancadas), así como de retirar los elementos de protección de los retablos.

Pero la intervención general no ha finalizado en el edificio. Queda la sacristía, uno de los lugares más afectados. Los operarios de la empresa especializada en patrimonio, Alfaro Construcciones y Obras, llevan a cabo los trabajos para reforzar la estructura con contrafuertes para paliar el hundimiento del terreno. Tardarán aproximadamente dos meses, según explica el párroco, José Luis Moreno.

El salón parroquial sirve para las misas de diario con su capacidad para 120 personas, pero se queda muy pequeño para el resto de ceremonias.

Los trabajos van a solucionar los problemas de las grietas aunque la iglesia sufre la humedad, por un lado del suelo, y también la que provoca la lluvia por las deficiencias de la cubierta. En el primer caso, Moreno indica que está previsto instalar un zócalo de madera con cámara. «Es tal la humedad por abajo que no seca la pintura. Quizá porque sube por capilaridad agua subterránea», señala el sacerdote.

Respecto al tejado, a través del Ayuntamiento la parroquia va a presentar a la convocatoria de la orden de ermitas del Gobierno de La Rioja un proyecto de mejora por 42.000 euros.

Por ahora se intenta recuperar la normalidad, provisionalmente, en Semana Santa comenzando con la misa del Domingo de Ramos y la instalación de pasos procesionales, así como para el resto de ceremonias destacadas. Las misas de diario continuarán en el salón porque aún no se puede utilizar la calefacción.

«Esta es una obra gigantesca, la mayor que se ha hecho en esta iglesia en más de doscientos años y seguiremos con la cubierta. Esperamos que nos concedan la subvención para comenzar a finales de año», termina Moreno.