La historia riojalteña, a buen recaudo

La biblioteca del IER posee un importante patrimonio bibliográfico y documental y ya suma a su catálogo estas piezas, custodiadas en la sede de la calle Portales de Logroño con los medios técnicos y profesionales necesarios para su correcta conservación. En concreto, este órgano dependiente de la Consejería de Educación, Cultura, Deporte y Juventud del Gobierno de La Rioja cuenta con una colección de manuscritos en proceso de estudio, catalogación y difusión. Recientemente, se ha realizado una intervención sobre varios de ellos, tras el estudio histórico, material y de diagnóstico del estado de conservación, para valorar la necesidad del momento de actuación sobre los mismos.

Según informa el propio Ejecutivo regional, «el objetivo principal fue el de corregir o eliminar las alteraciones y los deterioros que ha sufrido este patrimonio documental riojano de gran valor histórico por singularidad y antigüedad». Los problemas más comunes en estos documentos son «la suciedad superficial generalizada, manchas de diversa índole, deshidratación, dobleces y roces, pérdidas de encuadernación, acidez causada por las tintas, roturas de costuras, desgarros, tintas craqueladas y desvaídas y carencia de soporte para conservación».

El proceso de restauración de estas siete piezas documentales ha sido llevado a cabo por la prestigiosa empresa de restauración y conservación de patrimonio Códice Rioja de Logroño, un taller creado en 1989 e integrado por Alejandra Arévalo Clemente, Isabel Martín Marcos y Jesús Hernáez García. Códice Rioja ha trabajado para instituciones como la Biblioteca Nacional, el Instituto del Patrimonio Cultural de España, la Casa Real, la Biblioteca del Senado, el Parlamento de La Rioja, la Fundación San Millán y archivos municipales de La Rioja, Álava, Guipúzcoa, Vizcaya y Navarra.

Entre los documentos restaurados llama la atención el de Ajubarte del siglo XV, ya que esta es una localidad ya desaparecida que se encontraba en las afueras de Casalarreina, en dirección a Santo Domingo de la Calzada. También denominado Aplarte, Ajuarte, Jubarte, Ajugarte, Ayubart, Oyobart y Ologobarte, este poblado se remonta hasta al menos el siglo XII y está documentado que contó con un monasterio de clarisas. Es más, en un documento que conserva el Ministerio de Cultura y Deporte se atestigua en 1579 una «causa criminal contra varios vecinos de Anguciana y Tirgo por robo de madera y otros materiales que tenía el condestable en la Cava de Ajubarte».

Actualmente, apenas queda de aquello la ermita de San Román de Ajubarte, a pie de la Vía Verde del Oja, en medio de un campo de cereal de propiedad privada. Según cataloga la entidad Rioja Románica, la ermita fue «donada en 1125 por Alfonso 'el Batallador' a la iglesia de Santo Domingo y en el siglo XVI pasó a ser propiedad de los Velasco. Hoy este es uno de los edificios más antiguos de Casalarreina.