La Virgen de La Vega protege bajo su manto a 40 jarreros más

«Para la cofradía es un día muy entrañable y bonito –explicaba el mayordomo de la entidad, Santiago Martínez–. Por un lado, cumplimos con una antigua tradición muy arraigada en nuestra ciudad, una costumbre muy nuestra que implica a varias generaciones, niños, niñas, padres, padrinos, abuelos... que se acercan en este día hasta la Basílica de Nuestra Señora de la Vega y su imagen. Y, por otro, nos alegra mucho ver la basílica llena de familias y bebés nacidos durante el último año que se acercan para rodear a nuestra patrona de amor y devoción. Qué bonito es ver la basílica llena de coches de bebés y del bullicio y alegría».

Comenzó la celebración a las 18.00 horas, momento en el que varias decenas de cochecitos de niños se concentraron en las naves de la Basílica. Los familiares fueron llenando los bancos de la iglesia con un ilusionante murmullo, poco habitual.

La ceremonia fue sencilla, el abad de la cofradía pronunció unas palabras de acogida y se dio lectura al evangelio: la presentación del niño Jesús en el templo.

Al terminar la celebración religiosa se invitó a las familias a acudir con sus pequeños al camarín de la Virgen de la Vega, donde los niños fueron acercados por los sacerdotes hasta el manto de la imagen de la Virgen. A continuación, miembros de la cofradía les entregaron una lámina que certifica la celebración de esta ceremonia y les nombraron aspirantes a cofrades.

La ceremonia de presentación de los niños, tal como hoy se conoce, comenzó en la década de 1970, si bien es la consecuencia de una larga tradición que se remonta mucho más atrás en el tiempo. Su origen tiene que ver con la gran devoción a la Virgen de la Vega y con la necesidad y petición de protección a la patrona, en una época de elevada mortalidad infantil durante los primeros meses de vida.