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Ataviados con ropa blanca, y con sulfatadoras, calderos, pistolas de agua o la clásica bota como armas, el 29 de junio, día de San Pedro, por la mañana y sin que haya un horario definido, se celebra el que para muchos jarreros es el acto, ... festejo o momento más esperado del año.
La tradicional Batalla del Vino, declarada en 2011 de Interés Turístico Nacional, y que se celebra en los riscos de Bilibio del valle de San Felices, supone para los habitantes de Haro la fiesta más importante, y para los cientos de visitantes que acuden a la misma, encontrase con un acontecimiento distinto a los demás, y que salvo excepciones muy contadas, todos ansían en volver a repetir.
Ubicado a seis kilómetros de la ciudad de Haro, el paraje de San Felices es el escenario de tan ancestral tradición, cuyo origen se encuentra en el fallecimiento del santo a mediados del siglo VI de la era cristiana. A partir de ese momento comenzaron las peregrinaciones al lugar donde habitó y falleció San Felices, y con el paso de los siglos su popularidad aumentó tanto que se acabó instaurando la romería a los Riscos de Bilibio. Este hecho pudo producirse a principios del siglo XVIII, coincidiendo con la construcción de la primera ermita en los Riscos de Bilibio. En los albores del siglo XX, empiezan a registrarse los primeros baños de vino. La esencia de la fiesta fue evolucionando durante todo el siglo XX hasta la fiesta actual, ya en pleno siglo XXI.
Madrugadores y trasnochadores, a pie o en vehículos, en coche, tractor o remolque, la totalidad de romeros marchan a primera hora de la mañana hacia el lugar. Un impoluto blanco decora una vestimenta solo rota con el rojo del pañuelo y la faja. Horas más tarde, esa estampa es sustituida por el vino impregnado en la ropa, y que embellece la misma con el morado, resultado de la Batalla, y que es sinónimo de haberla ganado, porque en la Tradicional, todos los participantes ganan.
Seguidamente, los merenderos del propio paraje y las campas de San Felices, serán testigo del merecido almuerzo, donde los clásicos caracoles volverán a ser los protagonistas. Un manjar cuya historia y tradición acompaña desde décadas a la fiesta del vino. Hoy en día, el asado con sus parrillas y gavillas han cogido un protagonismo tan importante como los propios caracoles.
Los romeros regresarán a continuación a la ciudad de Haro, donde se concentrarán en el inicio de la calle Navarra para comenzar las típicas vueltas. Recibidos por cientos de personas, los romeros alcanzarán la plaza de la Paz para proseguir por la calle de la Virgen de la Vega y llegar a la plaza de toros. En el recinto taurino se correrán varias reses bravas que pondrán punto final a la edición del 2019. La coincidencia del festejo en jornada sabatina hará que los romeros presentes en los Riscos de Bilibio aumente en relación a otras ediciones. La paciencia y responsabilidad de todos debe prevalecer. Vino, buen almuerzo, y esperemos que buen tiempo, a acompañarán a los participantes durante la celebración de la Batalla del Vino, santo y seña de las fiestas de Haro en honor a San Juan, San Felices y San Pedro, y que como año marca el final del jolgorio jarrero.
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