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Chelu Fernández posa sonriente junto a su colección del Club Ciclista Harense. RODRIGO MERINO

Haro

Un tesoro de bicicletas en el casco antiguo

Tras cerrar su negocio por jubilación hace un par de años, Chelu, amante del ciclismo, decidió transformarlo en un museo que abre sus puertas al público cada semana

Sábado, 22 de febrero 2025, 08:13

José Luis Fernández, más conocido como Chelu, puede considerarse uno de los mayores aficionados del mundo del ciclismo en Haro. Motivado por esa pasión, con 29 años abrió una tienda en el casco antiguo de la ciudad riojalteña que comenzó como un negocio de deportes especializado en ciclismo hasta que hace un par de años decidió que era el momento de jubilarse.

«Me planteé hacer una jubilación activa porque en Haro no había más tiendas. Me encontraba bien de salud y me daba pena dejar a la gente sin servicio, sobre todo por todos los clientes que he tenido desde hace muchos años», recuerda.

Entonces ayudó a un amigo que compartía el mismo sueño: «Carmelo me contó que quería montar una tienda cuando yo me jubilara pero estaba un poco indeciso. Por eso, como a mí me hacía mucha ilusión que abriera, le asesoré en todo lo que pude». De esta manera, llegó Haro Riders, ubicada en avenida de La Rioja, la segunda tienda dedicada al mundo de la bicicleta.

Camiseta y fotografías de Miguel Indurain. L. L.
Rincón homenaje al ciclista riojano Álvaro Fernández. L. L.
Una parte de la colección de 140 bicicletas. R. M:
Bicicleta con llantas de madera fabricada en 1946. R. M.

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Pero Chelu no estaba dispuesto a ver su negocio cerrado, y por ello arregló el local y lo convirtió en un museo con más de 140 bicicletas antiguas que abre todas las semanas de lunes a sábado. En él presenta con orgullo una sala donde guarda material de algunos de los mejores ciclistas como Miguel Indurain, ganador del Tour de Francia de 1991 a 1995, o de la riojana Sheyla Gutiérrez, quién visitó la tienda y donó una de sus camisetas a Chelu. Pero su mayor ilusión es el rincón del ya fallecido Álvaro Fernández. «Es la parte a la que más cariño le tengo porque Álvaro era nuestro ídolo, empezó con nosotros en Haro», comenta con cierta tristeza.

El museo es totalmente gratuito, lo que refleja aún más la pasión de este aficionado al deporte del que, con apenas 12 años, ya estaba enamorado. «Me gustaron las bicis antes que de las mujeres», recuerda entre risas mientras acoge con los brazos abiertos cada día a los amantes como él que se acercan a contemplar su pequeño gran tesoro.

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