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El próximo miércoles 6 de marzo es la nueva fecha marcada para que se produzca el desahucio de María Remedios Gómez Sáez de la casa en la que ha estado viviendo durante 50 años en la localidad de Anguciana. La noticia ha llegado ... a esta localidad al tiempo que se ha sabido que su hijastro, Carlos Ballugera, propietario de la vivienda e impulsor del levantamiento, ha sido nombrado presidente del Consejo de Consumidores y Usuarios por el Ministerio de Sanidad.
La familia del nuevo responsable del máximo órgano de consulta y representación de los consumidores y usuarios a nivel nacional «no da crédito» y califica la designación de Carlos Ballugera de «acto de hipocresía». Una decisión que, según publicó ayer el diario El Correo, nace de la propuesta de la ministra de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, María Luisa Carcedo, y que finalmente fue designado presidente por los vocales del Consejo por mayoría de dos tercios de sus miembros, entre personalidades de reconocido prestigio en la defensa de los consumidores y usuarios.
Hay que recordar que el pasado jueves 21 de febrero se paralizaba por segunda vez el intento de desahucio de la mujer de 77 años, como se relataba aquel día este diario. Debido a una mala situación económica, Carlos Ballugera pasó a ser el benefactor de la casa, y tras morir su padre, tal como explica una de sus hermanas, «vino exigiendo lo que era suyo». Ana Rosa Ballugera, hermana de Carlos, incide en que no quiere la casa, «pero únicamente le pedimos a Carlos que permita que mi madre pueda pasar en ella los últimos años de su vida».
Las moratorias y los vecinos y amigos de la familia han conseguido paralizar un proceso que vivirá su tercer capítulo el próximo miércoles, y aunque los familiares de Carlos no pierden la esperanza, son conscientes de la realidad que les rodea. Ana Rosa sigue agarrándose a la palabra que le dio a su padre cuando se hizo cargo de las deudas. «Ahí está el origen de todo» indica Ana, que añade que su hermano «lo ha hecho de muy malas maneras, sin dialogar. Directamente nos ha llevado a la boca del lobo».
«En el daño no se negocia, y lo único que le pedimos es que mantenga su palabra. Sólo queremos que mi madre pueda morir en su casa», resume Ana.
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