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La ITV de Haro va recuperandose de la sobrecarga que llegó después de dos meses sin actividad durante el estado de alarma. Su funcionamiento también ha cambiado, algo que ha favorecido que la integración de aquellos que tenían la obligación de pasarla durante los meses de marzo, abril y mayo, se haya realizado con orden y prácticamente no haya supuesto un incremento de trabajo.
El responsable de OCA ITV, ubicado en el polígono Fuente Ciega jarrero, Fernando Zorzano, explicaba que «antes teníamos unas oscilaciones tremendas entre el volumen de trabajo de un día y otro; ahora sabemos que a las 8 abrimos y que cerramos a las 19. Es lineal. Puede haber algún imprevisto, pero generalmente funcionamos ya de forma ordenada y con antelación».
Y es que la ITV ya se gestiona, también, con cita previa, y en Haro se concede en un plazo de 24 horas como máximo. Con ella, se han ido integrando de forma ordenada las inspecciones pendientes durante estos meses de confinamiento, propiciado además por los 90 días de prórroga extraordinaria concedida por el Estado.
Inicialmente era una medida obligatoria, que ahora han decidido adoptar para siempre.
En el caso de la ITV de Haro, atienden más de 80 clientes diarios. Según explica, la inspección de cada tipo de vehículo conlleva un tiempo diferente: un turismo 15 minutos, 30 motos y vehículos pesados, casi 45 minutos. En el caso de Haro, la ITV cuenta con dos líneas.
A la concesionaria jarrera le corresponden todos los vehículos de la comarca, los 18 municipios, pero también llegan coches de País Vasco y Castilla y León, lo que supone que, «si es fiesta en Miranda, antes había días con un aluvión de vehículos en los que se disparaba la cola. Y como en País Vasco dan cita para dentro de 15 días, los de localidades cercanas también se acercan aquí», explicaba «y a veces nos veíamos obligados a cerrar la puerta».
Las personas que tenían que pasar su revisión durante los meses de confinamiento, durante el estado de alarma, no tuvo caducidad administrativa, es decir, no prescribieron los plazos; a partir de su finalización se concedió otro plazo de 90 días y, una vez que se ha normalizado la situación, y se han caducado, hoy, los 90 días, se acabó.
En un sector como el de Fernando Zorzano, la paciencia y la educación son fácilmente apreciables en aquellos que las poseen, y comenta una curiosidad: «Siempre hay alguien que se enfada. Pero socialmente creo que esto de la pandemia nos ha sensibilizado más. Creo que esto nos ha ablandado un poquito, admite. Muchas veces nos hemos visto capa de Supermán, y esto nos ha abierto los ojos; cuando teníamos las respuestas, nos cambiaron las preguntas».
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