Los más pequeños disfrutan de la Batalla del Vino Infantil

Tras este gran enfrentamiento, tanto grandes como pequeños pudieron disfrutar de un almuerzo compuesto de chocolate con churros y de la música de las charangas, que acompañó con alegría este día.

Noticia relacionada

Alberto Serrano y su cuadrilla, ganadores del concurso de caracoles

L. L.

Noticia relacionada

Haro

La Batalla del Vino infantil, en imágenes

Laura Lezana

A las 12 de la mañana, los romeros se reunieron en la cuesta de la calle Navarra para subir hacia la plaza de la Paz en las típicas 'vueltas' que se realizan en la Batalla del Vino. Por ello, con el disparo del cohete, marcharon en un pasacalles encabezado por el regidor síndico, Ricardo Donézar, así como las charangas hasta llegar a la plaza, en la que les esperaban para recibirles los jarreros que no participaron en la batalla. De esta manera, la plaza de la Paz quedó llena de gente y, gracias al buen tiempo que acompañó a este día, los pequeños pudieron adentrarse en una de las tradiciones jarreras más conocidas y simbólicas.

La joven Henar Uría, de nueve años, ha sido nombrada estas fiestas como 'jarrera infantil' y cuenta que cuando se enteró se puso a saltar de alegría por la cocina. Esta no ha sido su primera Batalla del Vino Infantil, pero asegura que la ha disfrutado igualmente. Y aunque los cabezudos le dan «un poco de miedo», una de las cosas que más le gustan en estas fiestas son los toros de cartón, como los que tuvieron lugar tras las 'vueltas' en la plaza San Martín.

Por la tarde, continuaron los actos con cierto temor tras los días pasados de estas fiestas, en los que alguna de las actividades se tuvo que aplazar. Por ello, los jarreros disfrutaron con más ganas de la concentración de vehículos multimarca, el concurso de pesca infantil de truchas y carpas o de los conciertos de 'Los Otros' y 'Puro Relajo', así como de la Disco Móvil Krossko. Hoy continúan las celebraciones, que llegarán mañana a su final con la esperada Batalla del Vino, para la que, desde mañana, se asegura un gran ambiente de jarreros, riojanos, incluso de extranjeros que se acercan, como cada año, a la ciudad de Haro.