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Raquel Meller, nombre artístico de Francisca Marqués López, hubiera sido en nuestros días una suerte de Julio Iglesias o Montserrat Caballé, por ejemplo. Hablamos de fama. La cantante (Tarazona, 1888-Barcelona, 1962), hija de un herrero y una tendera, se convirtió en una de ... las grandes estrellas de los años 20-30, como cantante y cupletista y también como actriz, desde el escuálido cine mudo español hasta el ya deslumbrante Hollywood. Pasó por muchos escenarios de España, Francia y las dos Américas. Fue tan famosa entonces como casi olvidada hoy. El fulgor de su estrella se fue apagando ya en vida cuando vivía en su casa de Barcelona, llena de recuerdos de una trayectoria de la que, fuera, pocos tenían en cuenta ya.
«Este país es madrastrón con sus genios», afirma Hugo Pérez de la Pica, creador del espectáculo musical 'Por los ojos de Raquel Meller', con el que Teatro Tribueñe participó en la fase profesional del certamen La Garnacha de Rioja. La vida de Paca, en sus inicios una humilde modistilla, discurrió por el escenario sin un afán estrictamente biográfico, más bien como un aliento. «Fue un proceso, no hay un momento concreto», dice Pérez de la Pica sobre los motivos que le llevaron a elegir a esta artista para ponerla sobre las tablas teatrales. «Simplemente, a lo largo de la vida me ha seguido su imagen, su recuerdo, hasta que en 2005 fui seducido por su personalidad arrolladora. Y ese veneno no tiene fin». A ello también contribuyó «la suerte de que mucha gente me ha dejado su testimonio, gente que la conoció».
El escenario se llenó de pinceladas biográficas y canciones, aquellas que la hicieron famosa: 'El relicario' fue un éxito internacional: «Pisa morena, pisa con garbo, que un relicario, me voy a hacer...». O 'La violetera': «Llévelo usted señorito que no vale más que un real. Cómpreme usted este ramito, cómpreme usted este ramito, pa' lucirlo en el ojal».
Más de dos horas de canciones y sesenta cambios de traje conformaron esta fantasía musical, ¿arriesgada comercialmente? «A estas alturas cualquier propuesta que cuenta con más de dos actores es arriesgada», indica su creador. «Tenemos espectadores de 5 a 100 años y todos salen estupefactos. Ese es el secreto de este espectáculo, que llega a todos», asegura.
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