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El Palacio de los Ángeles de Haro se encuentra en plena transformación. El impresionante edificio, una de las mejores representaciones de la arquitectura barroca en el norte de España, se sitúa en pleno corazón de Haro, y albergará un hotel de cinco estrellas muy singular. La actuación otorgará un extraordinario impulso al centro de Haro y se espera que abra sus puertas en el año 2025.
El enorme edificio tiene una planta de 24 por 24 metros. Comparte estilo de distribución con el palacio del Espartero de Logroño, que se construyó pocos años después que el jarrero y se basa en este.
La intervención se está llevando a cabo a cargo de la constructora QODA, la empresa INAR S.A. y la prestigiosa empresa de interiorismo de Ricard Trenchs, un equipo de profesionales con amplia experiencia, a pesar de la cual, se han mostrado muy sorprendidos por la grandeza del palacio jarrero. «Para QODA, como empresa riojana, es un orgullo llevar a cabo esta obra singular, que va a ser tan emblemática para Haro y para toda la comunidad», aseguró la constructora.
«Es un edificio histórico, de finales del siglo XVII, protegido por Patrimonio –explicaba el arquitecto Luis de Miguel, de INAR S.A.–, por lo que hemos tenido que pasar por todo tipo de vicisitudes para lograr la licencia». Para su puesta en valor, se han adquirido edificios aledaños que serán derruidos para que el edificio pueda admirarse en su totalidad, como estuvo antaño, y rodeado de jardín. Junto a él se está construyendo un bloque, también del hotel, que albergará 10 suites que se sumarán a las 39 habitaciones del edificio principal, y contará con 17 plazas de aparcamiento.
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Se trata de un proyecto muy ambicioso, un hotel-boutique de cinco estrellas que gestionará el grupo Majestic, que cuenta con establecimientos de lujo en Barcelona, Mallorca y San Sebastián, entre otros puntos.
En esta ocasión han apostado fuerte por una ciudad pequeña, Haro, y su objetivo es enfocarlo al mercado internacional. «Un hotel del máximo nivel en un edificio histórico ubicado en una zona 'premium' en el mundo del vino, que aporta un alto valor añadido», comentaron.
Y es que, para De Miguel, la fachada del edificio es «espectacular y será una gran labor recuperarla, la gran portada que tiene, ese escudo... una labor en la que en dos meses veremos trabajando a los canteros», aseguró.
Según detalló, lo que mejor se conserva del edificio son precisamente las fachadas y los muros de piedra de sillería, que también se encuentran rodeando el patio central interior. «Los espesores de los muros varían, tienen en torno a un metro en el arranque y terminan en 80-85 centímetros».
Una de las sorpresas que los técnicos encontraron al acceder al palacio, que fueron muchas, es que el edificio estaba dividido. «Había una pared que dividía el palacio por la mitad, por lo que el patio central estaba partido en dos, con dos escaleras diferentes. Supongo que sería una herencia de dos familias y decidieron partirlo, aunque exteriormente no se manifestaba. Y lo que vamos a hacer es recuperar toda la cantería, toda la piedra del edificio, todas las fachadas y, además, unificar ese patio», explicó el arquitecto. «Dejar ese edificio lo más cercano a lo que fue en su origen».
Las fachadas también van a acoger gran parte del trabajo. «Había unas ventanas originales, más o menos ordenadas, pero con los nuevos usos que fue adoptando el edificio, que eran viviendas, se había hecho una apertura de los huecos de una manera no controlada, así que vamos a restituir el orden de esas fachadas, vamos a ordenar esos huecos para dejarlos como estaban inicialmente».
Las obras, que comenzaron en diciembre, han consistido hasta ahora en el vaciado del edificio. Solo se han mantenido las fachadas y el patio central con sus muros de sillería con anchos espesores. Los forjados eran de madera de pino por lo que, después de 300 años, algunos estaban muy deformados y para el nuevo uso se van a adecuar.
Luis de Miguel Najarro
Arquitecto de Inar. S. A.
Una vez solventada la partición del patio y unificado el espacio para recuperar su esencia original, albergará el núcleo del hotel, donde estarán ubicadas las escaleras y el ascensor. Será el corazón, la zona central donde se producirán todas las circulaciones y que gracias a las ventanas superiores iluminará el edificio desde la entrada.
Contará con cuatro plantas: baja, primera, segunda, tercera planta y bajocubierta, cuatro o cinco plantas a la vista. «Estarás esperando al ascensor y podrás ver todas las alturas, ya que cada planta estará distribuida en torno a pasillos de barandillas con vistas al patio», ejemplificó.
Otro de los elementos que sorprendió al equipo de profesionales es el alero de madera. «Están muy elaborados. Han sufrido con el paso del tiempo pero vamos a recuperarlo –aseguraba el arquitecto–. Tiene un vuelo de un metro de anchura de media. Algo muy inusual, que le aporta esa imagen tan potente.
Otra de las sorpresas fue encontrar en la parcela del palacio un gran calado, que se va a rehabilitar y adaptar con el objetivo de convertirlo en uno de los mejores Wine Bar de España. Tiene una altura de 4,5 metros, 5 de anchura y unos 120 de largo, «casi conecta con la plaza de la Paz», señaló el arquitecto. Un enorme calado excavado en la tierra que aportará un plus al hotel. Un punto fuerte para albergar eventos que estará gestionado por un gran sumiller riojano.
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