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La guardería Las Luces de Haro culminó su primera semana completa de clase después de la inundación que dejó la DANA a su paso hace dos semanas, aunque no han regresado la totalidad de los 160 alumnos. «Fue una petición personal nuestra, son los alumnos ... que tienen menos necesidad de conciliación, para poder contar con el espacio suficiente», explicaba la directora del centro, Victoria Alonso.
Durante esta semana se han quitado los focos que podrían ser más peligrosos, han retirado placas del techo para evitar el riesgo de caída y «además que el aire que se respira sea más saludable, evitando la formación de bacterias o moho a causa de la humedad». No se han realizado trabajos en la cubierta para evitar la filtración de agua. «La seguridad de los niños está garantizada en este sentido, no hay peligro pero, si llueve, se mojan. Y habrá que volver a estudiar los riesgos que conlleva».
Ya se han hecho públicas las listas de admitidos en la escuela municipal de música de Haro, que se pueden consultar en la página web municipal. Los alumnos deberán pasar por la Unidad de Cultura del Ayuntamiento, situada en el Palacio de Bendaña, a recoger la documentación donde se explica la normativa de la escuela. Los alumnos que deseen renunciar a alguna o todas las asignaturas admitidas, tienen de plazo hasta el día 22 de septiembre.
También desde la Consejería de Educación se aseguraba que se «ha actuado de emergencia para garantizar la estabilidad del centro, por lo que los niños se pueden incorporar». Las mismas fuentes anunciaron que ya se dispone de un informe técnico, elaborado desde la consejería, por lo que la reforma definitiva podría empezar «en breve».
La directora del centro también reconocía la existencia de un plan de emergencia: «Se va a reparar la cubierta, yo creo que seguirá habiendo goteras, pero que nos permitan convivir».
Por lo tanto, el objetivo sigue siendo el arreglo definitivo del tejado, pero se trata de una superficie de 2.100 metros cuadrados, lo que resulta muy costoso y requiere un proceso largo.
«El plan de intervención de emergencia es el de reparar», detallaba Alonso, ya que sustituir supone un dilatado proceso administrativo. Podría incluir, incluso, un cambio en la estructura, ya que la cubierta tiene forma de embudo que focaliza el desagüe en el centro de la guardería.
Durante estos años se han ido realizando reparaciones en la cubierta, pero se deterioran rápidamente, la anterior se realizó en 2020. «Estamos en 2023 y ya se ha degradado absolutamente», detallaba Alonso.
Y es que, como explicó la directora, existen una serie de factores que no lo permiten: las lluvias, los trámites administrativos y solicitud de permisos, San Mateo, etcétera. «Hasta la semana que viene, como mínimo, no empiezan las obras», afirmó, al tiempo que reconocía que le consta que se está intentando agilizar todo lo posible este inicio, y mantiene constantes conversaciones tanto con el Gobierno como con el Ayuntamiento.
Y, en previsión de que no comiencen entonces, existe un 'plan B'. La alcaldesa de Haro, Guadalupe Fernández, les ha ofrecido ubicar algunas clases tanto en la antigua ludoteca como en la segunda planta del centro multiusos 'Mamel'.
Pero no es fácil, como reconocían desde el centro, porque son muchos niños, casi 160, y debe haber un mínimo de metros cuadrados por cada uno. Además, habría que adecuar los espacios, ya que existe una normativa que se debe cumplir por seguridad para albergar pequeños de estas edades, como el cerramiento de enchufes, barandillas de unas dimensiones determinadas, protocolos en esquinas, baños adecuados, etcétera.
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