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diego marín a.
Jueves, 5 de agosto 2021, 02:00
l karateka harense José María Dorado ha obtenido el quinto dan, alcanzando el grado de 'shihan'. El pasado fin de semana, los miembros del Club Kyoku Haro se desplazaron a Benasque (Huesca) para participar en el Campamento Internacional de Verano organizado por la Kyokushin World ... Federation y con unos 150 participantes españoles, rusos y de Países Bajos. «Tras varios días duros de entrenamiento y tensión hemos de decir que, pese a sentir una sensación final agridulce, podemos decir bien alto y con orgullo que hemos demostrado con creces todas las promesas que en su día 'sosai' expuso como base de este arte marcial que practicamos», exponen desde el propio club de Haro.
La concentración, además, sirvió para que Miranda Dorado, de 15 años, alcanzara el grado de 'senpai' y Abel Palacios Olaechea, de 22 años, el segundo dan de 'senpai'. Pero lo más destacado fue que José María Dorado obtuvo el quinto dan, es decir, el título de 'shihan', que significa ser maestro de maestros. Dorado tiene 59 años y dirige el Club Kyoku Haro. De la cantera de este club han surgido destacados deportistas como Danae Cimavilla, campeona de España de kárate kyokushin en categoría kumite en 2014, al igual que Miranda Dorado en 2017, cuando Iván Olarte también fue subcampeón.
José María Dorado dejó de competir con solo 36 años, y desde entonces se ha dedicado a compartir sus conocimientos. «No es que sea lo máximo, sino que no tienes que examinarte más, a partir de aquí los reconocimientos son honoríficos», explica José María Dorado sobre su nuevo quinto dan, y para quien «ser 'shihan' refleja una trayectoria de 35 o 40 años, si no, es imposible serlo». «Todos aspiramos a ir a mejor. Yo llevo 40 años de práctica. Empecé en Haro, compitiendo primero, pero después, como en cualquier deporte, como el cuerpo ya no está al 100%, lo dejé. Pero, en lugar de colgar el kimono, me dediqué a la enseñanza», cuenta Dorado.
No parece que el reconocimiento sea algo que le quite el sueño porque, reconoce, «a mí me han empujado los alumnos a examinarme, porque nunca le he dado mucha importancia a los danes, le doy más importancia a transmitir, educar en ser humilde, trabajador, respetuoso...».
El examen, eso sí, no fue un juego, sino un curso de jueves a domingo que no todos pasan. «Supone un examen técnico de unas tres horas por la mañana en las que hay que demostrar la preparación física, técnica, el nombre de las 'katas', y por la tarde tienen lugar los combates, más de 40 de un minuto, no muy duros, pero son muchos, y acabas cansado porque es duro», cuenta Dorado.
No obstante, la formación y trayectoria de José María Dorado no finaliza aquí porque él declara que «mientras tenga a una persona que quiera aprender, seguiré dando clase, me gusta mucho enseñar porque el kárate me ha dado mucho, me ha cambiado como persona, es una forma de vida, algo que va más allá del deporte, y como me ha dado mucho, lo quiero transmitir a los chavales». Tanto es así que ya piensa en que, en el futuro, «alguno recoja mi legado».
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