La Batalla del Vino no espera a nadie

Las fiestas de San Juan, San Felices y San Pedro de Haro han comenzado su último día por todo lo alto, con la gran Batalla del Vino en los Riscos de Bilibio. Miles de personas se encaminaban hacia la contienda cuando aún los rayos del sol no habían despertado, culminando los seis kilómetros que separan Haro de la ermita de San Felices en un duro paseo de algo más de una hora entre frondosos viñedos.

Para garantizar la buena marcha de la organización de los aparcamientos, ha habido un gran despliegue de Policía Local y especialmente Guardia Civil, con 26 efectivos repartidos por todos los accesos e incluso los caminos aledaños, ofreciendo las indicaciones necesarias para que cada uno de los más de 60 vehículos acreditados llegase a su zona asignada, o pudiera regresar a Haro esquivando la marcha de los romeros.

Desde las 7.00 de la mañana los autobuses frente al camping estuvieron cargando pasajeros, en su mayor parte muy jóvenes, hasta el entorno de los merenderos.

Con esta premura en el acceso, a las 8.00 de la mañana las sulfatadoras y las pistolas de agua comenzaron a escupir vino a mansalva, y los ríos tintos ya perfilaban el camino del ascenso.

No se esperó, por tanto y un año más ( y pese a las peticiones de la alcaldesa del día anterior) a la finalización de la misa ofrecida en honor al patrón de la ciudad, al que han acudido diferentes autoridades. Para cuando terminaba la celebración (momento 'oficial' de inicio de la Batalla, el cargamento de vino ya estaba mermando. y eran solo las 9.15.

Posteriormente ha llegado el turno de los almuerzos que, en contra de los pronósticos, han comenzado muy soleados. Tras ellos y alguna leve cabezada, los romeros han regresado a la plaza de la Paz para comenzar con las vueltas.

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