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Tras la colocación de nuevos pasos elevados en la zona de El Mazo, son varios ciudadanos los que se han quejado por el resultado de estos trabajos destinados a reducir la velocidad de los vehículos y que, sin embargo, han ocasionado el malestar de los ... peatones.
Durante mucho tiempo, los vecinos de la zona han denunciado que las calles colindantes al parque de El Mazo son utilizadas como auténticas pistas de carreras. Este espacio ha sido testigo de varios accidentes. El más grave se cobró la vida de un vecino de Haro el pasado 22 de diciembre, lo que llevó al equipo de gobierno a solicitar informes a la Policía Local de Haro y a la Dirección General de Tráfico.
Los propios técnicos de la DGT se personaron en estos lugares de la ciudad jarrera para examinar el problema y desarrollar un estudio, con el objetivo de minimizar o terminar con las altas velocidades que en ocasiones se producen en la zona.
Parte de la solución pasaba por la instalación de diez badenes distribuidos por las calles Severo Ochoa y Federico García Lorca. Estos trabajos, cuyo plazo de ejecución es de 30 días, comenzaron el pasado jueves 4 de abril. Ese mismo día, cuando parecía lograrse la solución a un problema en Haro, comenzaron los problemas en forma de quejas de los viandantes, sobre todo de las personas que tenían que sortear los badenes con carritos de bebé o, peor aún, las que necesitan una silla de ruedas para desplazarse. «Es una trampa», decía un vecino que andaba por la zona refiriéndose a los nuevos pasos elevados. «Está muy bien que se pongan badenes si eso hace que los coches pasen más despacio, pero que los pongan bien», aseguraba. Otro vecino con un carro apuntaba que «no han pensado en los peatones; yo ya tengo dificultades para pasar, así que no me quiero imaginar alguien en silla de ruedas». Precisamente, una mujer que utiliza en su día a día una silla de ruedas escribía en las redes sociales que «estos pasos de cebra elevados no cumplen ni las normativas de accesibilidad mínimas. Yo le diría al encargado o encargada que le presto mi silla de ruedas, a ver si es capaz de cruzar sin caerse». Las quejas vienen porque los badenes no están nivelados con las aceras y para cruzar la carretera es necesario bajar la rampa de la acera, subir la cuesta del badén y repetir la acción al salir de la calzada en la otra acera.
La empresa encargada de realizar las obras asegura que «los trabajos se están ejecutando según lo indicado». Por su parte, el Ayuntamiento de Haro, explica que «la obra no está acabada. La empresa tiene un plazo de 30 días y, como en cualquier obra, los técnicos la revisarán antes de recepcionarla».
De momento, los pasos elevados están colocados y pintados. Además, entre las soluciones para reducir la velocidad de los vehículos, también se ha rebajado el límite de 40 a 30 kilómetros por hora en estas calles. Sin embargo, tal y como apunta una de las personas que se ha visto afectada, «no sé si servirán finalmente para frenar la velocidad de los coches, pero a la gente que vive sentada en silla de ruedas sí que nos frenan».
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