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MARÍA CARO
Domingo, 19 de julio 2020, 12:20
Quien tiene una vivienda turística en Haro, tiene un tesoro. Más del 90% de los pisos que se ofertan en alquiler están destinados a las estancias breves o vacacionales. Y es que, a pesar de la crisis del coronavirus, la ciudad jarrera continúa acogiendo veraneantes, cuya principal procedencia sigue siendo el País Vasco.
«Los vascos comenzaron adquiriendo viviendas hace muchas décadas, cuando, afectados por problemas respiratorios provocados por los altos hornos, los médicos les aconsejaban venir a La Rioja, el aire debe ser bueno», recordaba Eugenio García, de la inmobiliaria Rioca.
Lo que empezó siendo una recomendación médica, se ha convertido en una tradición. Quien no tiene vivienda, la alquila. Pero la mayor parte no lo hace a través de inmobiliarias, sino que utilizan portales como Airbnb.
Allí se pueden encontrar cientos de inmuebles, con un precio medio en el mes de julio de 125 euros por noche.
«Es lógico que prefieran alquileres turísticos», comentaba Carmen, propietaria de una de estas viviendas, que ya la tiene ocupada ya hasta mediados de septiembre. Y es que el beneficio económico es mucho mayor, según explica: los 400 euros de media que cobraría por su piso de 80 metros cuadrados al mes en un alquiler largo, pueden convertirse en 1.200 o 1.300 alquilándolo únicamente los fines de semana. «Además, la vivienda se desgastan menos, se cobra por adelantado y podemos disponer de ella para nosotros también», justifica.
Por otro lado, Haro cuenta con media docena de apartamentos turísticos, que sí han notado un descenso en el número de reservas.
Javier Rodríguez, de los tradicionales apartamentos Taranco, comenta que la ocupación se ha reducido. «El año pasado por estas fechas estaríamos al 98%, y este año estamos al 80». Además, explica que la estancia se ha acortado: «Hasta ahora las reservas se realizaban para casi una semana y ahora se quedan 2 o 3 noches como mucho».
La mayor parte del turismo sigue siendo nacional, y en su mayor parte familias, aunque, como cuenta Unai Arguiarro, de los apartamentos Los Señoritos, ahora se han incrementado las visitas de parejas. «Suelen ser más jóvenes y alquilan incluso el mismo día. Van de forma más improvisada, creo que vienen a recorrer la zona y, ya que están aquí, se quedan a dormir».
Su establecimiento, que cuenta con un año de vida, ya ha pasado por dos épocas muy diferentes: el año pasado por estas fechas contaba con un 100% de ocupación y reservas. El funcionamiento está marcado por el día a día.
Porque otro de los factores que afectan a los apartamentos son las cancelaciones. «Ahora son pocos los que reservan con mucha antelación y, de los que lo hacen, muchos lo anulan».
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