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A los caminantes, Grañón se les antoja, aupada la localidad en lo alto del valle, despidiendo casi a La Rioja en dirección Burgos, como un pequeño belén. La torre de la iglesia de San Juan Bautista destaca sobre el iluminado caserío mientras alguien, apuntando a ... Venus, el poético lucero del alba, que preside toda la escena, fantasea con su similitud con la estrella que guio a los Reyes Magos.
Grañón es un pueblo muy navideño. Lo hace visible desde el año 2006, al menos, cuando la localidad alumbró el programa 'Una tarde en Belén', iniciativa inspirada en el afán vecinal por recuperar el espíritu navideño.
Aquel primer año, más de 250 vecinos se convirtieron en pastores, herreros, hilanderas, alfareros, mercaderes, soldados, lavanderas, y, por supuesto, las figuras imprescindibles en cualquier belén, como María, José y el niño Jesús. La iniciativa siguió algunos años más con gran éxito, a la vera de las populosas ferias de la Concepción de la vecina ciudad calceatense.
En el año 2013, Ernesto Díaz y Gustavo Piqueras descorcharon en la localidad una idea, muy navideña, a la par que riojana: un árbol de Navidad hecho con botellas de vino. Unas 1.700 se emplearon en aquella primera edición, que llenó la plaza de la localidad de vidrio, colorido y, sobre todo, de expectación. En torno a aquella obra, de 14 metros de altura, que con el tiempo fue evolucionando y mejorándose, la Navidad grañonera cobró otro formato, sin perder su esencia. El árbol aguantó vendavales, incluida aquella famosa ciclogénesis explosiva del año 2013, pero no pudo con la pandemia que cayó en 2020 sobre todo el planeta. Por este motivo, lleva dos años sin montarse.
Pero la Navidad sigue igual de visible en la localidad riojalteña, donde desde hace seis años, organizado por la Asociación de Mujeres de Grañón, se celebra un concurso de decoración navideña de fachadas, que en esta edición se ha dotado económicamente con tres premios de 100, 50 y 30 euros. El de nacimientos y árboles fue suspendido como medida de prevención sanitaria, ya que el jurado debería entrar en los domicilios.
El primer premio ha sido para Felisa Valgañón, en cuya ventana ha recreado un belén muy riojano, en el que no faltan alusiones al aceite que producen, que fue el mejor en la edición 2021 del 'Concurso a la calidad del mejor Aceite de La Rioja', en la categoría frutado verde; el segundo premio es para Zorione Uribarren, con una obra muy artesana, y el tercer premio para Soledad Uriarte. Además, el jurado decidió conceder dos menciones especiales a Mari Mar Imaña y Mari Carmen Urraca. Todos los participantes recibieron un obsequio. «Hemos tratado de que la gente ocupe el tiempo dando una vuelta por el pueblo, tanto de día como de noche», indica Susana Blanco.
Grañón bien merece un paseo.
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