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Aunque su profesión es la de enóloga y como tal desempeña su oficio como directora técnica en Bodegas Tobelos, de Briñas, Adriana Laucirica del Campo, madre de dos niñas, ha sacado tiempo para escribir una novela que se ha editado este año: 'La capa ... del cierzo' y que acaba de presentar en su ciudad natal Cenicero, a la que, por cierto, se siente muy unida y que ha quedado reflejada en el libro.
– ¿Qué ha supuesto para usted presentar la novela en Cenicero, su ciudad natal?
– Para mí es un orgullo. Ir a mi pueblo, donde me he criado, con algo de lo que sentirme orgullosa y, luego, muchísimas vivencias y muchísimos paisajes que aparecen en el libro están focalizados en Cenicero, por un lado es muy halagador y por otro me causó un poco de presión por querer estar a la altura.
– ¿Cuánto tiempo ha vivido en esa ciudad?
– Toda mi infancia, o sea, los mejores años de mi vida los he vivido en Cenicero. Hasta los 11 años y luego siempre he estado vinculada porque mi familia es de ahí, con lo cual siempre he seguido y sigo yendo al pueblo, fines de semana, navidades... voy mucho.
– ¿Qué representa para usted?
– No sabría ni expresarlo. Es mi origen y, luego, las figuras más importantes a nivel familiar, como mi madre que es de allí, o mi abuelo que es una figura muy importante en mi vida. Aunque murió cuando yo era pequeña, él era de allí y bueno, también otras personas que no son de la familia pero que también son importantes para mí. Ya sabes, criarse en un pueblo es como criarse en familia, no es como hacerlo en una gran ciudad.
– Ha dicho que su ciudad natal está muy presente en la novela, ¿cómo?
– Sí. Hay un paisaje concreto que es el meandro del Ebro, no puedo hacer espóiler pero, es un sitio muy concreto que sale bastante en el libro y ese es el meandro. Es esa zona que, bueno, yo he estado de pequeña y hace mucho tiempo que no he vuelto, pero lo tengo tan grabado en mi mente que he recurrido a ella porque me encanta.
– ¿Por alguna circunstancia en especial?
– No. La verdad es que no. Pero tengo ese sentimiento especial de felicidad de cuando yo iba allí y como la protagonista evoca muchos recuerdos, tenía que ser ahí.
– Tengo entendido que está escribiendo otro libro.
– Sí estoy en ello. Es otra novela del género negro, pero no es continuación de esta. Yo leo mucho y las trilogías me dan un poco de pereza. Lees la primera y te llena mucho, luego la segunda baja un poco y la tercera igual te decepciona, no quería llegar a eso.
– El vino necesita su tiempo para hacerse y poder ser consumido, ¿escribir una novela también?
– (Ríe) En mi caso sí, ha sido un periodo largo, lo empecé a escribir hace ocho años, con muchos parones por mis dos maternidades, así que ha sido un proceso largo y laborioso, pero creo que compensa por el resultado.
– Entonces, por el tiempo transcurrido, ¿su equivalente en vino cuál sería, un reserva?
– Sería un gran reserva.
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