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En el día a día, impera la tranquilidad, el silencio sin prisa alguna de los pastos, la calma apenas interrumpida de las laderas del alto Cidacos. Una escena bucólica muy alejada del paisaje festivo, alborotado y feliz que se vivió ayer en su día, en el que da nombre a una cita subrayada y consolidada en el mapa y que convierte a Enciso en destino de cientos de personas cada principio de otoño.
Porque las Jornadas de Degustación de la Carne de la Sierra Riojana de Enciso celebraron ayer sus primeros veinte años de encuentro batiendo todos los récords de asistencia y de disfrute. El conocido por todos como 'Día de la Vaca' festejó su veinte cumpleaños con una temperatura totalmente veraniega que invitó a que cientos de personas llegadas de diversas localidades riojanas y de comunidades vecinas se acercaran hasta el frontón Santa Bárbara para celebrar tan redondo aniversario.
Siguiendo el guion marcado desde su primera edición, la actividad comenzó medio día antes de llevarse al paladar la jugosa carne. Desde la noche del sábado, manos expertas pusieron a asar al carbón dos terneras de unos 250 kilogramos cada una. Vuelta y vuelta, con paciencia, la misma con la que se habían criado en algunas de las siete explotaciones ganaderas que mantienen tan tradicional oficio en la villa del Alto Cidacos. Alguna de ellas, comandada por jóvenes que garantizan el futuro para esta actividad económica en la zona y, también, de beneficio ambiental.
Esa jornada de sábado, la villa ya mostró su riqueza con una visita guiada a su patrimonio histórico y artístico a cargo del joven historiador Miguel Apellániz. De este modo, historia, ganadería y turismo se daban la mano para promocionar el Alto Cidacos.
Porque el Día de la Vaca Asada, organizada por el Ayuntamiento de Enciso con la colaboración del Gobierno de La Rioja, de la Asociación Valcidacos, de la Ruta del Vino de Rioja Oriental y de la Asociación de Jóvenes de Enciso, nació para promocionar las pequeñas localidades del valle desde sus productos más característicos. Esa promoción con aires de fiesta continuará en próximas semanas sabiendo a queso en Munillo y a setas en Arnedillo.
Dos décadas después, la jornada demostró una salud incontestable. Antes de las 13.00 horas, los 700 tiques para recibir una ración y comer vaca asada se habían agotado. Se anunciaba que el reparto comenzaría a las 13.15 en un momento en el que seguía habiendo filas para entrar a disfrutar de las atracciones del parque de paleo aventura Barranco Perdido, que se unió a la celebración con día de puertas abiertas.
La fila también ganaba una longitud récord al comienzo del reparto. No había prisa, sino ganas de disfrutar de los sabores y del ambiente de la jornada. Muchas cuadrillas y familias buscaron cobijo bajo árboles y sombrillas para una comida especial de campo.
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Alfonso Torices (texto) | Madrid y Clara Privé (gráficos) | Santander
Sergio Martínez | Logroño
Sara I. Belled, Clara Privé y Lourdes Pérez
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