Estudiantes de San Asensio denuncian que no llegan a clase a tiempo en Logroño por culpa del autobús

Susana Collado, una de las madres, explica que el primer autobús pasa los días lectivos sobre las 7.05 horas. «El problema es que llega desde Haro ya lleno», añade. «Hoy (por ayer), por ejemplo, en Briones se han quedado dos o tres jóvenes fuera. A San Asensio ha entrado para decirnos que no nos podía coger», indica. El siguiente autobús pasa una hora después. «Estamos hablando de dos horas diarias de pérdida de colegio de mi hija, porque tiene que coger el de las ocho, que, como no va lleno, para por todos los sitios», lamenta. «No estoy pidiendo que pongan un autobús para mí, porque esa línea ya estaba, pero lo que no puede ser es que nunca tenga ese servicio, que es un servicio público». Y se pregunta: «¿Por qué uno que vive en Haro tiene ventaja a la hora de montarse en el autobús y yo no?».

Desde Transportes –dice– les han sugerido, oficiosamente, «que nos turnemos algunas madres y acerquemos a nuestros hijos hasta Cenicero, y que allí tenemos un metropolitano cada media hora, pero igual no podemos». La compañía de autobuses le sugirió que comprara el billete por anticipado, algo que hizo ayer. Las dos plazas reservadas venían libres, pero una tercera persona que no había comprado anticipadamente se quedó en tierra. Aparte, Susana critica que tenga que pagar 50 céntimos como gastos de gestión, casi tanto como el billete de estudiante (60 céntimos).

«Me parece un abuso tener que pagar 0,50 euros todos los días, por un servicio que la mayoría de las compañías dan gratuitamente», abunda Alfredo Sánchez, también de San Asensio, cuya hija estudia segundo de Bachillerato en Logroño. «El autobús debería llegar a las 7.05 horas, pero lo más pronto que llega es a las 7.20-7.25 horas. Como mi mujer no trabaja la baja ella directamente a Logroño, porque con ese retraso mi hija no llegaría a clase ningún día puntualmente», explica. «Ellos alegan que este es un autobús de refuerzo, porque, por lo que parece, en Haro se llena. Me parece muy bien, pero a mí me tienen que dar el servicio y que por aquí pase a la hora que tiene que pasar», dice, antes de relatar otro ejemplo: «Hay otro autobús a las tres de la tarde, que es en el que sube mi hija, y en lo que vamos de curso ha habido varios días en los que no había plazas y ha tenido que coger el que va a Nájera e ir yo a buscarla allí».