Los voluntarios se afanaron en preparar la degustación de 5.200 cebollas asadas. E. P.

Herce

El dulce aroma de la identidad

El público llenó de ambiente festivo la V Feria de la Cebolla Asada y agotó las 1.300 raciones preparadas por ochenta voluntarios

Lunes, 24 de abril 2023, 02:00

Con un aroma dulce en el ambiente, quien se acercaba ayer a Herce respiraba que era un día especial, de fiesta. Se celebraba la quinta edición de la Feria de la Cebolla Asada, con la que hacen honor al producto de la huerta que les ... otorga el gentilicio de cebolleros y con la que multiplicaron una vez más la población de la villa del Cidacos al recibir a cientos de visitantes dispuestos a degustar su producto estrella y a conocer mejor sus calles y su historia.

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Ya lo dice la copla: «Santolayas, malas hayas. Arnedillo, mal justillo; Préjano, pa caracoles y Herce, pa cebollino». También el Marqués de la Ensenada detalló en su catastro de 1752 que la producción de cebolla en Herce multiplicaba por diez a la de ajo, que, en cambio, mandaba en el resto del valle. Desde esas referencias, y con el apoyo del Ayuntamiento y del Gobierno de La Rioja, la Asociación Almovívena invitó a una nueva edición de una feria que ya se ha consolidado con la presencia y el apoyo del público.

La de ayer fue la segunda jornada de un fin de semana que tuvo en el sábado un primer capítulo ya exitoso, con numeroso público paseando por los cuarenta puestos de artesanos que cambiaron la fisonomía de las calles de Herce. Y con el concurso de pinchos, que tuvo casi cuarenta participantes y se lo puso difícil al jurado. Lo ganó Elisa Sanz con el pincho titulado 'Por mi abuela', un homenaje a quien, precisamente, es cebollera. El segundo puesto fue para el vasco José Ramón López y el tercero, para el cebollero Marcos Ortigosa.

La degustación fue el punto álgido de un fin de semana con mercado artesanal y visita guiada por el municipio

Desde primera hora de ayer, un ejército de ochenta voluntarios se afanó en preparar todo para el gran día, para la degustación que repartió 1.300 raciones entre los muchos visitantes. Cada una con cuatro cebollas, un huevo asado, pan y bebida. Y todas agotadas. Los voluntarios organizaron el tráfico, el aparcamiento, asaron las miles de cebollas y se encargaron de repartir todas las raciones.

Otro atractivo del fin de semana fue la propia villa. Sus calles se convirtieron en un recinto ferial con cabida para diferentes puestos artesanos y varias iniciativas, como una exposición divulgativa sobre los escudos heráldicos de la villa. Para profundizar en el conocimiento de la villa, por la tarde tuvo lugar una visita guiada por su historia, por sus barrios y detalles, antes de poner el colofón a la jornada con un concierto de Mar Cover.

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