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Donde hace menos de veinte días no había nada, hoy se extiende una rampa de 140 metros de largo. Donde crecía una chopera, hoy ... nace un desvío a catorce metros de altura para hacer posible la comunicación directa a lo largo del valle del Cidacos que el enorme desprendimiento de rocas del 25 de marzo sobre la LR-115 paralizó.
En tiempo récord, los operarios y máquinas de las empresas TER, del arnedano Pachi Muerza y de la navarra Héctor Villada Excavaciones, han movido unos 13.000 metros cúbicos de tierra del barranco de Reajo para alimentar la rampa. La intención de empresas y Ayuntamiento de Arnedillo es que el desvío provisional entre en funcionamiento esta tarde, para la Semana Santa, como estaba previsto. Desde el Gobierno de La Rioja, que financia estas obras declaradas de emergencia por 600.000 euros, guardan prudencia y confían en «abrirlo lo antes posible».
En un espectacular trabajo de coordinación de máquinas de inmenso tamaño y de trabajadores, la rampa ha ido creciendo desde que comenzaron a picar el 30 de marzo hasta conectar ya con la carretera LR-115, a la altura del túnel sobre el antiguo puente. Ayer echaban ya la última capa de zahorra artificial, preparada en el mismo terreno gracias a un molino en el barranco. La intención es asfaltar esta mañana los 140 metros de longitud del desvío, con una rampa del 6% de desnivel y una anchura de cuatro metros, colocar las biondas para marcar la seguridad y los semáforos que regularán el tráfico y abrirlo al servicio.
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«Con una calidad humana excepcional, han hecho un trabajo de coordinación y de dedicación brutal. Han visto que Arnedillo, que vive del turismo, tenía un serio problema y lo han dado todo en un gesto que les agradeceremos toda la vida –aplaude a pie de trabajos el alcalde de la villa, Pedro A. Montalvo–. El paso de Vallaroso, con la carretera en obras, está incluso peor para llegar a Arnedillo que este tramo sin terminar. Por eso es importante que podamos abrir cuanto antes este desvío».
Ha sido posible gracias al reto colosal asumido hace solo dieciocho días y superado por las empresas y trabajadores de Pachi Muerza y Héctor Villada. Trabajadores que todos los días han partido desde Murchante a las 06.30 de la mañana para estar a las 08.00 en marcha. Y no regresar a casa antes de las 21.00 horas.
«Ante el aislamiento de un pueblo, hay que tener humanidad y había que poner una solución –explica Villada, con experiencia en grandes proyectos de movimientos de tierra como el AVE en Tafalla o el viaducto ferrovial de Castejón–. Debo dar gracias a mis trabajadores, que lo han hecho posible, al apoyo del pueblo y de su alcalde, que en una situación difícil nos muestran todo su apoyo, acogida y agradecimiento en cada momento». Si todo va bien tras asfaltar, esta tarde quedará abierto, con semáforos que regularán la circulación, limitado a 20 kilómetros por hora y con la llamada a extremar la prudencia. A la par, los trabajadores seguirán reforzando la escollera, finalizando remates...
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