Degustación de dos estrellas Michelin

«Nuestra madre hacía la típica cuestación en el pueblo el día de San Lorenzo, que se dejó de hacer cuando murió y a mí me apetecía hacer algo, porque tanto parte de mi familia como yo hemos padecido la enfermedad. Pero no quería hacer algo tan frío como la cuestación», declara el cocinero Ignacio Echapresto. Así que hizo lo que mejor sabe hacer, cocinar. «El postre es un homenaje a nuestro pueblo: un sorbete de vino moscatel impregnado en albahaca, con merengue seco y un manto de flores que simula el pañuelo de los danzadores de fiestas», describe Echapresto. Sobre este postre, el popular cocinero David de Jorge escribió que «sienta como meter el morro en una alberca».

Como el día fue especialmente caluroso, en plena ola de calor, el postre fue refrescante y todo un éxito. «Acudió todo el pueblo. Muchos quisieron ayudar, pero es un postre complejo, que requiere mucha elaboración, así que el equipo del restaurante acudió a colaborar», recuerda agradecido Echapresto. En total, 200 postres elaborados y servidos en el frontón de Daroca y 900 euros recaudados y donados para la Asociación Española Contra el Cáncer en La Rioja.

Las sensaciones fueron tan buenas que esta degustación ha podido llegar para quedarse. Y es que Daroca de Rioja ya no solo puede presumir de ser el pueblo más pequeño del mundo con un restaurante de dos estrellas Michelin, también puede alardear de ofrecer una degustación en fiestas de semejante calidad.

«Una degustación suele ser algo sencillo, que si panceta, morcilla o choricillo, pero nosotros quisimos que todo el mundo pudiera probar un postre de nuestra carta, probar nuestra cocina en un día de fiesta», expone Ignacio Echapresto. «Más allá de la cifra de donación, estoy satisfecho de la acogida de la gente, puesto que es algo benéfico, por la enfermedad. Ojalá se pueda seguir haciendo, por mí, sí», asegura el cocinero de Venta Moncalvillo.