Anguiano
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Una tradición con más de 400 años de historiaUna tradición con más de 400 años de antigüedad que, el viernes por la tarde, volvió a reunir a cientos de visitantes que se arremolinaban entre las estrechas calles de Anguiano, dirigiéndose hacia la Cuesta de los Danzadores para coger el mejor sitio que les permitiera presenciar un espectáculo tan antiguo como impresionante: la bajada de los danzadores por la cuesta, subidos a sus zancos y girando sin cesar.
Fue la primera de las cinco citas que los danzadores anguianejos tendrán con la cuesta que lleva su nombre (tanto hoy como mañana habrá bajadas después de la misa de mediodía y a las 20.00 horas), y como cada año, no defraudó. Tras un pasacalles de los danzadores y los gaiteros por el pueblo, estos llegaron hasta la iglesia para las vísperas y la bendición del obispo.
Como manda la tradición, una vez finalizadas las vísperas, los danzadores, ya sobre sus zancos, bajaron primero las escaleras que comunican la iglesia con la Cuesta de los Danzadores, en todo momento al son de los gaiteros. La muchedumbre de gente que comenzó a bajar por la cuesta sirvió de aviso para que, los que aún no lo tenían, buscasen un buen sitio para poder ver la bajada de los ocho danzadores, Uno a uno se fueron lanzando al empedrado y empinado camino hasta aterrizar en el grupo de gente colocado a la entrada de la plaza, y de nuevo hacia arriba para repetir el recorrido, dando vueltas y luciendo sus faldas ante los ojos de los cientos de personas que les miraban con atención.
«Es un honor para nuestra comunidad mantener viva esta tradición y compartirla con aquellos que nos visitan durante estas fechas tan especiales», señalaba Ángela del Río, dinamizadora sociocultural y turística del Ayuntamiento de Anguiano. Y no es para menos, pues en cada celebración de la Magdalena son cientos los visitantes de todos los rincones de España, e incluso del mundo, que viajan hasta la localidad serrana de Anguiano para presenciar de primera mano esta danza tan especial.
Desde Bélgica llegaron Betty y Wassim, que están pasando unos días por La Rioja y no quisieron perderse la Danza de Anguiano. «Es algo que no habíamos visto nunca, muy original y extraño a la vez, pero nos ha gustado mucho», confesaron impresionados.
Óscar (26 años) lleva danzando «desde los catorce años». Confiesa que en muchas familias es una tradición, pero en su caso «mi abuelo siempre tenía esa ilusión pero por problemas de salud no podía danzar, así que desde pequeño me animaron él y mi padre». Lázaro admite que «la primera vez que danzas es como si fueras en una nube; es algo que disfrutas mucho».
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Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
Clara Alba y José A. González
Alberto Gil | Logroño
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