Corte y confección sostenible en el Camero Nuevo

Lara Bazán acaba de recibir el galardón 'Comercio Sostenible' que otorga la Cátedra de Comercio de la Universidad de La Rioja y el Ayuntamiento de Logroño por el proyecto emprendido en su tienda, Confe Rovelo. En ella recicla los uniformes laborales de las empresas, adaptándolos a las normativas de seguridad o modernizando diseños con el fin de economizar recursos, consciente de que la industria textil es la segunda más contaminante del mundo. Y calcula que ya ha logrado que se reutilicen y no se desechen unas 1.500 prendas de trabajo.

Como esa idea de sostenibilidad se le ocurrió paseando por el entorno natural de El Rasillo de Cameros, Lara Bazán quiso devolver al pueblo lo que el pueblo le había dado y desde hace unas semanas imparte talleres de coser con una máquina que ha donado al municipio. Y tanto éxito están teniendo las clases que se han completado todas las inscripciones. «Continuando con la línea de sostenibilidad, han tenido muy buena acogida unos cursos gratuitos para aprender a usar la máquina de coser. Hay apuntadas mujeres y hombres», explica Lara Bazán. Los cursos son de dos horas, sábados y domingos, y de solo tres alumnos.

«Estamos contribuyendo a que la gente en el medio rural se haga sus propios arreglos, no deseche esa ropa y evitamos contaminación, favoreciendo un consumo responsable», destaca Lara Bazán. Y no solo eso, también cuenta con un fin social. Porque no solo acuden vecinos de El Rasillo sino de toda la zona. Pilar García, por ejemplo, acude desde Ortigosa. «Como estoy de baja, me vino muy bien el curso porque, al acabar, cogí mi propia máquina y estoy cosiendo. Tenía alguna noción, pero Lara me dio unas pinceladas y ahora estoy confeccionando un cojín», explica Pilar, quien está muy agradecida. «Le doy las gracias a Lara porque es una gran mujer», subraya Pilar.

Por otra parte, el logroñés Nacho Ugarte es uno de esos hombres que se han inscrito para adquirir «unas nociones básicas y poder hacer trabajos muy sencillos de costura, pero suficientes para algunos arreglos domésticos». «Además de la utilidad práctica (arreglar los bajos de un pantalón, rematar unos cojines o cortinas...), tiene una dimensión social muy bonita, favorece la interacción entre las personas, la ayuda y la puesta en común de ideas e intereses» destaca Ugarte. Y avanza que desde los cursos han surgido ideas como la confección de banderines de fiestas para evita el plástico, así como trajes y disfraces, utilizando telas reutilizadas. Todo reciclado.

Rubén Martínez Soriano, alcalde de El Rasillo, también ha sido alumno y expone que «así le damos vida al pueblo, y une mucho, la gente se divierte». «Hemos hecho unas bolsas para el pan y ahora todo el mundo va a por el pan con ellas», describe. «Vienen de otros pueblos y mucha gente se ha quedado fuera», asegura.

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