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Yesika Martínez es una joven de 29 años que ha decidido apostar por trabajar en su pueblo, Corera, y continuar ofreciendo un servicio a los vecinos que estaba abocado a la desaparición a través de la tienda Ultramarinos Martínez.
En diciembre, la anterior propietaria del comercio, situado en la calle Mayor, anunció su cierre ese mismo mes, una noticia que provocó desánimo entre los vecinos al ser el único de la localidad. La merma y envejecimiento de la población en el mundo rural tiene como consecuencia la desaparición de establecimientos de todo tipo, como este, pero finalmente ha tenido un desenlace positivo gracias al valor de Yesika, que cuenta con el apoyo de su familia.
«Hace un año ya había pensado que una tienda como esta, bien llevada, podía funcionar en Corera, así que cuando supe que cerraba, me planteé dejar mi trabajo y empezar esta aventura incorporando nuevos productos para atraer a los clientes. Vivir y tener trabajo en casa no tiene precio», comenta la joven.
Hasta entonces estaba en una oficina de Pradejón como administrativa. También ha sido empleada de supermercados y comercios de ropa, por lo que estar de cara al publico no es algo nuevo para ella.
«Me gusta moverme más que el trabajo sedentario y qué mejor que estar aquí en el pueblo, con la gente que conoces. He alquilado el mismo local que tenía la anterior propietaria y durante poco más de un mes ha estado cerrado para realizar unas mejoras y darle una vuelta al espacio disponible», añade Yesika.
El 7 de febrero abrió sus puertas para satisfacción de los vecinos de Corera, que tiene 270 habitantes, y de otros pueblos del Valle de Ocón que acuden a comprar, porque comercios de este tipo escasean. En algún pueblo de la zona no hay.
Con apenas tres semanas de actividad, esta emprendedora asegura sentirse muy contenta y más cuando la gente le agradece y se muestra encantada por disponer de un servicio básico y necesario con productos de todo tipo de alimentación y del hogar.
«Tengo carne fresca, congelados, frutas y verduras, incluso de la huerta local, conservas, embutido, chucherías, bebidas, detergentes, artículos de limpieza de la casa, de higiene, pan y pastas, entre otros. Por supuesto, no faltan los de kilometro cero de empresas de la zona», señala.
Durante el tiempo en el que no hubo tienda, los vecinos tenían que esperar en la plaza la llegada del panadero cuando iba a repartir a los pueblos. Esta situación ha provocado que valoren aún más tener un ultramarinos.
Abre los siete días de la semana por la mañana. De lunes a viernes, de 09.00 a 14.15 horas; los sábados de 10.00 a 13.30 horas; y los domingos de 11.00 a 13.00.
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