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El yacimiento arqueológico celtibérico de Contrebia Leucade esconde infinidad de detalles de la que fue una de las ciudades más importantes del norte del país en los siglos III y II antes de Cristo.
La última campaña realizada en esta joya del patrimonio histórico comenzó en noviembre de 2022 y finaliza en febrero. Se lleva a cabo gracias a la colaboración del Servicio Riojano de Empleo, el Ayuntamiento de Aguilar del Río Alhama y Cultura del Gobierno de La Rioja, departamento que da las autorizaciones y aprueba toda la programación presentada previamente. Trabajan cuatro personas (tres operarios y un técnico) aparte del equipo de dirección compartida por José Antonio Hernández Vera y Salvador Remírez.
«Todos los años llevamos a cabo labores de limpieza y en esta ocasión las hemos ampliado respecto a la campaña anterior para estudiar la parte más llana y occidental del yacimiento. Es una superficie horizontal muy erosionada sobre la que quedan restos, huellas donde se levantaban los muros y las calles, que se conocen principalmente por la presencia de rodadas que dejaron los carros», explica José Antonio Hernández Vera.
José Antonio, Hernández Vera Arqueólogo
Asun Sáez, Alcaldesa de Aguilar del Río Alhama
Asegura que «los resultados han sido espectaculares porque, para una zona alta de la que apenas teníamos información, con un acceso difícil, este año hemos sacado a la luz calles en los dos lugares en los que hemos actuado. Incluso en una de ellas se observa una bifurcación de forma muy clara. Nos permite ver cómo un ramal asciende por la ladera y otro va por la parte llana con marcas que se distinguen particularmente bien».
Se trata de la cara sur y en el espacio todavía más alto se ha descubierto una calle horizontal que recorre la plataforma superior. Los arqueólogos creen que aquí debió haber un edificio muy importante basándose en la cimentación, que está totalmente desmantelado.
También queda a la vista en el cerro un arranque de muralla en forma de cruz, probablemente romana, y una estructura cuadrangular (que puede corresponder a una torre) en la ladera, cuyo muro longitudinal sigue la trayectoria hacia el norte de la muralla de la I Edad del Hierro.
En la presente campaña han realizado catas puntuales. Cuando se llevan a cabo este tipo de intervenciones hay indicios de lo que pueden encontrarse. El problema es el estado de conservación y esta vez están satisfechos porque no cabe duda de la presencia de calles.
Sobre estas había tierra porque Contrebia se utilizó en gran medida como terreno de cultivo. En algunos casos no llega a los veinte centímetros y en otros supera un metro de altura la cantidad de relleno que han tenido que retirar. Los investigadores citan la presencia de marcas de arados de la época en la que se labraba con caballerías.
El difícil acceso provocó el abandono y que, afortunadamente, la mecanización no llegase, algo que evitó daños mayores en los restos arqueológicos.
«Solamente con el desbroce que se realiza aparecen numerosas estructuras. En cuanto se quita la vegetación mayor, los huecos de las diferentes casas, la alineación y el urbanismo están bastante visibles», señala el arqueólogo aguilareño.
Los sondeos que muestran los tramos de calle en la roca se van a sulfatar con herbicidas, en las grietas, para evitar que crezca maleza y produzca roturas.
El visitante podrá ver estas catas y cada año se procederá a su limpieza. En función de la programación y de los recursos disponibles en próximas intervenciones se podrían unir los diferentes tramos para dejar a la vista buena parte de la calle.
Por otro lado, destaca el descubrimiento de una tumba de lajas de época altomedieval en una de las catas de la vía rocosa.
Además, como en otras ocasiones, han retirado los arbustos en el centro de la vaguada y la vegetación que crece cada año.
Todas las actuaciones están supervisadas y deben ser aprobadas por la Dirección General de Cultura. Contrebia es mucho más de lo que se ve como se ha demostrado otra vez ahora.
«Fue una ciudad importante del siglo II antes de Cristo, muy activa en todo el proceso de la conquista romana de la península. Las calles se construyen en el momento de su fundación, a finales del siglo III y comienzos del II antes de Cristo, en el contexto del inicio de la Segunda Guerra Púnica», indica Hernández Vera.
Añade que «está vinculada al valle del Alhama como el eje de comunicación más directo y con menos obstáculos entre el valle del Ebro y la meseta. Está en medio entre Graccurris (base de operaciones romana) y Numancia (capital de la resistencia)».
Su ubicación estratégica conllevó que en momentos de peligro de época imperial los romanos ocupasen de nuevo Contrebia Leucade.
Después del trabajo de campo queda la elaboración de informes y solicitudes de intervenciones. Para 2023 el Instituto Riojano de la Juventud prepara el campo de trabajo de verano y, por otro lado, habrá una nueva campaña de limpieza y excavaciones.
En cultura prevén proyectos de restauración de la muralla romana con la empresa Qark Arqueología. También se estudia el tema de la accesibilidad al yacimiento riojabajeño.
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