«Voy a construir el laberinto más grande de España»

Diego López Treviño es un joven agricultor de Hormilla. Tiene 27 años y, desde hace dos, además de las tareas diarias del campo, está involucrado en un gran proyecto, su sueño. Quiere construir el mayor laberinto transitable de todo el país en el alto de Valpierre, cerca de la localidad sardinera.

Fue en septiembre de 2022 cuando comenzó a dar forma a su idea. Lo primero que hizo fue diseñar el plano del laberinto, que guarda como un tesoro. En total, suma 13.000 metros cuadrados, 6.000 más que el de Peñíscola, en Castellón, que actualmente es el número uno de España. Por detrás de aquel están el de Breoghán, en La Coruña, y el de Villapresente, en Cantabria. Sin embargo, el afán de Diego es superarlos a todos.

Tras realizar el enorme diseño geométrico, comenzó otra ardua tarea: obtener financiación. «Al comienzo pensé en un crowdfunding, pero no logré mi objetivo de 25.000 euros. Más adelante, decidí financiarlo a largo plazo con mi propio dinero», afirma el joven riojano. Tras estos primeros pasos, fue a finales de 2023 cuando finalmente comenzó la plantación del laberinto. «Voy a un ritmo de 50 metros cuadrados a la semana, lo que me permite asegurar que toda la vegetación crece en óptimas condiciones», cuenta López Treviño.

Para el laberinto, está usando avellanos, lo que le va a facilitar obtener la etiqueta de cultivo ecológico. Asegura que «en un futuro, el beneficio será doble: los avellanos compondrán el laberinto y además producirán fruto». Es una diferencia importante con el otro único laberinto que existe en La Rioja, el de Villarroya, que está construido con madera.

«Estos últimos días he estado con mucho papeleo porque no es fácil obtener la etiqueta ecológica, aunque todo apunta que van a autorizarme», señala Diego. Sea como fuere, el objetivo de este joven de Hormilla va más allá, pues además del gigantesco enigma, tiene proyectado construir una zona de recreo con bar, parking, mirador –con vistas al valle del Najerilla– e incluso una tienda con productos locales riojanos. De momento trabaja solo, aunque confiesa que «una empresa de ocio ya se ha interesado por entrar en el proyecto». Calcula que al ritmo actual tardará diez años en completar su sueño, porque dice que, además de trabajar aquí «no puedo dejar de lado las labores del campo».

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