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La tragedia vivida este año en Valencia por la DANA ha hecho mirar atrás a los cerveranos y recordar momentos del siglo XX en los que el agua provocó cuantiosos daños y, por fortuna, vista la magnitud de las catástrofes, solo un fallecido.
El casco urbano de Cervera está construido a ambos lados del Alhama e incluso sobre este al modificarse con el tiempo el cauce. Además, varios barrancos, ahora entubados, desembocan en el río cruzando las calles. Todo ello conlleva que sea una zona con riesgo de inundación, algo que ha ocurrido con consecuencias dramáticas en varias ocasiones.
En el calendario cerverano de 2020, José María Hernández Pascual informaba sobre uno de los desbordamientos más graves en el pueblo, con motivo de los cien años del suceso. Una tormenta que comenzó el 2 de agosto de 1920 provocó una gran riada que arrasó con todo. Lo peor fue que la yasa se llevó la vida de un joven pastor de 15 años, Casimiro Zapatero, hijo del alguacil, según indicaba el almanaque.
El agua destruyó el puente de la carretera sobre el Alhama, casas, corrales, causó importantes daños al del Molino, en el matadero municipal (donde ahora están las piscinas). Los cerveranos perdieron cosechas y ganado y el servicio de electricidad y agua de boca tardó días en restablecerse.
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El sábado 16 de mayo de 1936 la lluvia comenzó a caer con intensidad y continuó al día siguiente. Trajo de nuevo la ruina y la desolación, no solo a Cervera, también a Aguilar e Inestrillas.
La crecida del Alhama arrasó cultivos, arrancó árboles, arrastró animales, destrozó edificios, dejó inservible el lavadero y a los vecinos sin teléfono ni electricidad ni comunicación por carretera, cortada en mitad del pueblo.
Dos décadas después, Cervera sufría un declive económico y la despoblación. En invierno estaban en paro entre 200 y 300 familias. En plena crisis se registraron inundaciones durante dos fines de semana consecutivos, el 16 y 23 de septiembre en 1956.
Quince edificios quedaron destruidos, otros treinta dañados, murieron animales, se perdieron cultivos (la cosecha de 6 millones de kilos de manzanas) y 220 hectáreas de huerta. El agua destrozó infraestructuras, autobuses de Automóviles Río Alhama, que estaban en el garaje, y reventó el barranco del Rollo y la calle Calvo Sotelo (hoy, Eloy Alfaro).
Cervera necesitó la ayuda de todas las administraciones para volver a levantarse y las pérdidas fueron tan cuantiosas que dos años más tarde la localidad todavía no se había recuperado.
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