El cerro Castro es el origen de Medrano y, también, la envidia actual de los pueblos de la zona. En esta pequeña montaña se encuentran 120 calados, de los que este sábado se abrieron 17 para darlos a conocer en la novena jornada de visita ... a estas bodegas tradicionales organizada por el Ayuntamiento de Medrano. En realidad, en buen estado, o visitables, quedan medio centenar, pero en el puñado que abrieron se pudieron contemplar profundas y frescas galerías con sorpresas como el guitarrista Caco Santolaya y el saxofonista José Andrés Biribay tocando jazz al fondo de una de ellas.
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David Díez, exconcejal y miembro de la organización de la jornada, explica que «los abrimos cada dos años y, la verdad, merece la pena verlos porque no es algo comercial sino, simplemente, una visita a las bodegas para que la gente las conozca». Ya apenas se elabora en los propios calados, si acaso de forma muy casera, los vinos que se ofrecieron a los visitantes eran de bodegas de la zona, sobre todo de Navarrete y Entrena. La previsión de visitas era de entre 600 y 900 personas, tanto vecinos como descendientes y turistas de localidades limítrofes.
«El asentamiento del pueblo empezó en el cerro Castro, luego ya pasó a la zona de la iglesia y su alrededor. Y este es un barrio que merece la pena visitar por la cantidad de calados que se conservan muy bien», destaca David Díez.
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