
Cuando visitaba a sus clientes, diseñaba campañas de marketing o asistía a galas de premios –llegó a estar nominado a un Óscar–, José Luis ya tenía claro que quería dejar atrás esa vida de publicista, de Mad Men. Sin embargo, fue un viaje alrededor del mundo, junto a su pareja Pilar, lo que le abrió los ojos para dar el definitivo paso adelante.
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Este dúo logroñés, al que hay que sumar a un tercer socio, Gustavo, regenta desde hace cinco años La Casa del Agua de Santa Coloma. Un alojamiento rural que destaca por su novedoso modelo de turismo experiencial, basado en talleres, cursos y retiros enfocados, básicamente, a la salud mental y el mindfulness.
El riesgo que tomaron los tres socios resultó bastante grande. Aparte de José Luis; Pilar y Gustavo también dejaron sus vidas laborales en la cuneta. «Desde aquel viaje mundial, en 2011, decidimos que lo que de verdad queríamos era dedicarnos a algo así, y no a papeleo de oficina, sin importar el precio», dice Pilar.
Mientras rumiaban cómo llevar la idea a cabo, fueron formándose en aspectos como desarrollo emocional o técnicas de masaje, y comenzaron a explorar sitios donde poder edificar su sueño. «Casualmente, este fue el primer lugar que visitamos; era un molino de trigo entre Santa Coloma y Bezares, que llevaba tiempo abandonado, y detectamos un gran potencial en él y su entorno», detalla José Luis.
Tras conseguir que su antiguo dueño se lo vendiera, dieron inicio dos años de reformas, que culminaron con el aspecto idílico que presenta ahora. Entre sus características, dispone de capacidad para diez personas, autosuficiencia energética, un jardín con más de 40 especies, estanque apto para el nado, sauna o una bañera japonesa. «Aquí todo gira en torno al agua, ya que un arroyo rodea la propiedad entera; incluso dentro de la casa está el viejo molino, que restauramos y aún se puede usar para elaborar harina», cuenta Gustavo.
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Dejando a un lado todas las comodidades materiales, para los tres dueños de La Casa del Agua lo más importante son las experiencias que ofrecen. «Lo que nos mola es que aquí el huésped no venga a estar parado, sino que pasen cosas, por eso ofrecemos a nuestros clientes ese tipo de vivencias, de conexión con la naturaleza, coaching o autocuidado», explica Pilar.
Gracias al enfoque humano, en julio recibieron un premio del programa 'Tierra de oportunidades', que les anima a seguir adelante. «Este lugar es lo que siempre soñamos y todavía nos sorprende pensar que lo hemos hecho realidad», sentencia el trío.
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