Secciones
Servicios
Destacamos
La romería de la Caridad Grande volvió a reunir este domingo a un gran número de fieles en la ermita de la Virgen de Lomos de Orios de Villoslada de Cameros. Fue después de unos años en los que, sobre todo tras la pandemia, justo cuando la tradición cumplía 500 años, parecía languidecer y perder importancia. Y fue también a pesar de que había cierta desconfianza hacia el cielo, si bien la jornada terminó resultando apacible.
«Esto es impredecible. No sabría decir por qué pero es cierto que hay más gente que otros años. Hay quien dice que si coincide con San Fermín viene menos gente, pero todo lo contrario. Al menos en cuanto a la gente joven», reflexionó Julio Elías, alcalde de Villoslada. «Será porque la gente está más necesitada de devoción y habrán venido para pedir cosas a la Virgen y por eso se han animado más», sugirió Julio Elías.
El párroco Fernando García ofició la misa al aire libre, que estuvo acompañada de jotas. Asistió el presidente del Gobierno de La Rioja, Gonzalo Capellán, junto a sus consejeros Alfonso Domínguez y María Martín, así como alcaldes de localidades de la Hermandad de las Trece Villas del Camero Nuevo.
Y es que la Virgen de Lomos de Orios, cuya leyenda dice que propició una densa niebla con la que unos pastores trashumantes que se encomendaron a ella lograron escapar de unos bandoleros y, en gratitud, le dedicaron esta ofrenda, en origen a los más necesitados, es muy querida no solo en el Camero Nuevo, también en Soria. Por esto también se la conoce como 'la romería de las Corderas'.
«En todo el valle del Iregua, y también al otro lado de la sierra (Vinuesa, Covaleda, Duruelo...), son muy devotos. Muchos vinieron andando el día anterior. Para todo Cameros es un referente», subrayó Elías.
Tal es la devoción que la tradición marca que, tras la Caridad Pequeña, que se celebra el primer domingo tras la Semana Santa, en la Grande, el primero de julio, una familia de Villoslada dona el pan y la carne que se ofrece gratuitamente a los romeros. Ayer, los 2.200 bollos de pan de Entrena, y otras tantas raciones de carne, de oveja de Ortigosa, la donó Felicidad González.
«Tenía muchísima ilusión, aunque ya lo había hecho en otra ocasión –explicó su hija Maricruz Montenegro–. Le dio un ictus y está en silla de ruedas pero su mayor ilusión era subir a ver a la Virgen y volver a dar la Caridad».
«Para la gente de Villoslada y para nosotros, hoy es un día muy bonito, precioso, para pasarlo en familia con la Virgen», dijo Maricruz. Toda la familia Montenegro González asistió a la misa en primera fila y después sus miembros condujeron la imagen de la Virgen en una pequeña procesión hasta las campas, donde se bendijeron los alimentos y, a continuación, se repartieron las raciones, como antaño, con grandes colas de espera.
«Este año hay más gente, pero no sé por qué. Ayer estaba el día muy malo pero hoy ha salido muy bonito y la gente tiene mucha devoción», comentó Maricruz.
Fue esta la manera en que la Caridad Grande recobró su alta participación, algo que ya se percibió en abril en la Pequeña, a la que acudieron tantos romeros como a esta el año pasado. No faltaron los ciclistas que ascendieron hasta los 1.500 metros de altitud donde se sitúa la ermita de Lomos de Orios ni quienes, en familia o entre amigos, disfrutaron en pleno parque natural Sierra de Cebollera, arriba o a los pies del río Iregua, de una agradable jornada estival.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Alfonso Torices (texto) | Madrid y Clara Privé (gráficos) | Santander
Sergio Martínez | Logroño
Sara I. Belled, Clara Privé y Lourdes Pérez
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.