Canillas de Río Tuerto
«Esto era un lugar tranquilo y desde hace un año no han parado de sucederse los robos»Canillas de Río Tuerto
«Esto era un lugar tranquilo y desde hace un año no han parado de sucederse los robos»Canillas de Río Tuerto es uno de los municipios más pequeños y pintorescos de la comarca de Nájera. Allí hay empadronadas 50 personas, pero son muchas las que van a veranear o pasar los fines de semana en grandes viviendas unifamiliares, situadas en un ... lugar conocido por su restaurante y por albergar el Palacio de los Manso de Zúñiga.
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Sin embargo, los días de tranquilidad, de vino y rosas, parecen estar viviendo una crisis generada por una oleada de robos, que desde hace un año sacude a la localidad ojinche. La desconfianza se ha apoderado de muchos propietarios, que en los últimos meses se han esmerado en poner alarmas y barrotes a los inmuebles. «En mi familia tenemos miedo, hace poco se quedó mi hija sola a dormir una noche en la casa y lo pasó fatal», comenta Soledad, una vecina.
«Hemos instalado alarma, como casi todo el mundo, pero además ahora cierro la puerta de la calle con doble vuelta cada vez que salgo, algo que en el pueblo nunca antes había que hacer; hemos perdido la tranquilidad de antaño», añade esta canillera. Por suerte, ella no ha sufrido ningún hurto, no obstante toda precaución es poca viendo lo que le pasó a su vecino Cecilio.
Él y su mujer, que viven allí todo el año, tienen la costumbre de salir a su paseo matinal entre las diez y las doce. «Los ladrones ya nos tenían controlados los hábitos; un día salimos como siempre a dar la vuelta, después de desayunar, y cuando volvimos al mediodía nos habían desvalijado, concretamente dinero y joyas», relata Cecilio. «Metieron una barra de uña en la puerta, hicieron palanca, y para dentro», agrega preocupado el hombre. Esto ocurrió el pasado invierno y está denunciado ante la Guardia Civil, empero, aún no se ha resuelto el delito. Como precaución, el matrimonio ha decidido colocar cámaras de videovigilancia.
«Creemos que los cacos residen en el pueblo, gente que se ha establecido aquí hace poco», dice otro vecino, que prefiere mantenerse en el anonimato. «De pronto, comenzaron a suceder cosas raras; desaparecieron la leña y las estufas del exterior del hogar del jubilado y, al poco tiempo, sucedieron los allanamientos; los primeros en otoño-invierno, y la última oleada a finales de mayo, con unas seis casas asaltadas, incluida la mía», sentencia este anónimo canillero.
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José Miguel, que vive en Madrid, pero pasa los findes en el municipio, ya medita tomar medidas, como el resto de sus vecinos. «No estoy aquí entre semana, así que, visto lo visto, voy a mirar para poner cámaras y alarma», cuenta. «No es normal esta inquietud, conozco a otra madrileña que ha dejado de venir por temor», apostilla.
Desde la Guardia Civil confirman que hay varias denuncias puestas al respecto, aunque también afirman que existen vecinos que han optado por no recurrir a esta vía. «Se está exagerando el asunto, aquí de siempre ha habido robos», declara, por su parte, Juan José Torrecilla, alcalde de Canillas. «A mí hace años me sustrajeron herramientas en la nave de aperos y nadie se preocupó tanto», concluye el regidor.
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