Ángel Cáseda y José Antonio Royo, de Amigos de la Catedral, junto a los restauradores María José Herreros y Roberto Cagigal, en la capilla. Isabel Álvarez

Siglos recuperados en años en Calahorra

Amigos de la Catedral ha invertido ya 169.000 euros en la restauración de la capilla del Cristo de la Pelota, centrada en su tercera fase en el retablo

Isabel Álvarez

Calahorra

Miércoles, 2 de diciembre 2020, 08:02

Cuenta la leyenda que la capilla del Cristo de la Pelota, en la girola de la catedral de Calahorra, recibe este nombre por un hecho ... milagroso, en el cual la talla de Jesucristo crucificado de su interior se desclavó para señalar al culpable de un homicidio cometido en una disputa entre amigos durante un partido de pelota. De ahí que uno de sus brazos se encuentre desprendido.

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Esta es la leyenda, aunque la realidad dice que este Cristo pertenece a un grupo escultórico del descendimiento de la cruz, realizado probablemente en el siglo XIII, y cuyo brazo está desclavado porque está preparado para ser descendido. La talla, que se colocó en el año 1638, es una de las piezas que se encuentra ahora en proceso de restauración dentro del proyecto de recuperación completa de la capilla, promovido desde hace tres años por la asociación Amigos de la Catedral de Calahorra.

Al frente de los trabajos se encuentran los restauradores María José Herreros y Roberto Cagigal, dos profesionales que han participado en otras muchas restauraciones en este templo. La capilla del Cristo de la Pelota se encuentra ya en la tercera fase del proyecto, que incluye la rehabilitación del retablo –obra barroca de Diego Camporredondo–, la de la talla y el altar.

El Cristo desmontado del retablo, en proceso de restauración. Isabel Álvarez

«A simple vista lo que más llamaba la atención en un principio era la suciedad. Pero una vez que entramos a trabajar, vimos que tenía otra serie de problemas como piezas sueltas y mal colocadas», explica María José Herreros sobre el estado en el que se encontraba el retablo. «Tenía también ataque de xilófagos y faltas de soportes, porque anteriormente había tenido ataque de termitas», añade.

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La restauración de la pieza ha sido especialmente necesaria en la zona de abajo, afectada por las humedades. «Aquí vimos que se habían caído las capas de preparación y dorado, y que quedaba madera a la vista y desprotegida», señala la restaurada.

Sin embargo, precisa Roberto Cagigal, «lo que más problemas dio fueron las tallas, que estaban muy sucias, ya que se utilizaban en Semana Santa». De ahí que insista en que «casi es más importante conservar de manera preventiva que restaurar» Y cita, algunos aspectos que no deben dejarse de lado en el cuidado de iglesias, como «mantener los tejados en buenas condiciones, la limpieza de los retablos para que no acumulen mucho polvo o no utilizar velas en lugares cercanos a un retablo».

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Una vez restaurado el de esta capilla se procederá a rehabilitar la talla de Cristo, que «está en estudio, porque tiene repintes», precisa Cagigal. De otro lado, en esta tercera fase se ha incluido también el frontal de la mesa de altar. «Una pieza muy bonita, plateada y dorada, que hemos dejado en el taller hasta que se termine el suelo», completa María José Herreros.

Los restauradores, que el año pasado intervinieron en la cúpula y las pechinas de la capilla, afrontarán en una siguiente fase las pinturas murales del luneto y arcos.

«En estos tres años hemos invertido ya 169.000 euros», apunta José Antonio Royo, presidente de la asociación Amigos de la Catedral de Calahorra, que acaba de recibir una subvención municipal de 10.000 euros para financiar los trabajos en el retablo.

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