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El uso del arte como vehículo para fomentar la motivación y la autoestima no es nuevo. Basta con un primer rastreo en Google para que aparezcan numerosos trabajos e investigaciones, la mayoría desde el ámbito de la docencia, que lo validan. Así, bajo esta idea, el Consejo de la Juventud de Calahorra apuesta por fomentar la creatividad y el bienestar emocional de los chavales más jóvenes y que, preferentemente, residen en el casco antiguo de la ciudad. Para ello hace unos años puso en marcha el proyecto Artestima, a través del cual reúne a escolares de 5º y 6º de Primaria durante dos días a la semana para expresarse a través de la pintura, el teatro, el baile o la música.
«Cada semana gira en torno a un tema. Empezamos con las formas geométricas y hoy vamos a hacer interpretación del color», explicaba este martes Ruth Júdez, miembro del Consejo de la Juventud y responsable del taller, que se llevará a cabo durante este mes de abril y mayo.
En principio, la actividad está abierta a jóvenes de toda la ciudad, aunque «nos dirigimos a los de los colegios Ángel Oliván y San Andrés, porque son los que más cerca están de la sede de la Asociación de Vecinos del Casco Antiguo» –precisa–, en donde se desarrolla la iniciativa. Estimularlos, despertar su curiosidad y potenciar la confianza en ellos mismos son tres de los objetivos en las clases. En algunos casos «quizá en la parte académica no van del todo bien, pero la parte artística se les da mejor y les motiva más», explica Júdez, para quien es también importante contar con la implicación de los colegios, ya que «son ellos los que hacen un poco de selección porque saben a qué alumnos les puede venir mejor y tienen aptitudes».
La experiencia, que con ésta lleva tres ediciones, «es muy buena». «Los chavales, con las pautas que les das, se valoran y ven que pueden hacer cosas bonitas y cómo evolucionan», destaca. «El año pasado, con la arcilla, nos sorprendió muchísimo un niño que era muy habilidoso», añade. El grupo, provisto en estas primeras sesiones de lápices, pinturas, tijeras y pegamento, también lo confirma. «Lo mejor es que, después del esfuerzo, ves que ha quedado muy bien», dice Noor, de 12 años.
El programa, financiado por la Fundación 'la Caixa', ha tenido además que aumentar este año el número de plazas, pasando de las 20 iniciales a 30. «Es que hay muchos chavales que han repetido y han animado a otros a venir», valora la monitora.
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