Como muchos otros hallazgos históricos éste fue fruto de la casualidad. Se encontraba Javier Torralbo, responsable del archivo del Ayuntamiento de Calahorra, revisando los libros de Acuerdos del Concejo de la ciudad (1519-1526), cuando se percató de un pequeño detalle que hasta entonces ... había pasado desapercibido. «Vimos un rasguño importante en la encuadernación y que se había hecho una reparación, insertando un trozo de pergamino judío», explicaba ayer a un grupo de personas en la visita organizada por el Consistorio –que se repite hoy– para dar a conocer el fragmento de un texto bíblico hebreo que se encontraba oculto en el archivo municipal.
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Rápidamente pensó que podía tratarse de una pequeña fracción de una Torá como ocurrió en la catedral de Santa María, donde «se utilizaron los fragmentos que tenían de pergaminos judíos para reforzar lo que es la encuadernación de los libros de altar», recordaba ayer durante la visita, con la que se dio el pistoletazo de salida a las actividades de las Jornadas de la Cultura Judía, que se extenderán hasta el domingo.
Sin embargo, en esta ocasión el pequeño documento no forma parte de una Torá sino que se trata de un pequeño trozo de pergamino perteneciente al Deuteronomio (libro bíblico del Antiguo Testamento y del Tanaj hebreo), aparecido en la solapa del libro de los acuerdos del Concejo de Calahorra.
El documento corresponde a una encuadernación en bifolio, en la que aparecen los versículos 19 y 20 del capítulo séptimo y el 26. «Su estado de conservación es bastante bueno. Está un pelín rígido, pero no tiene una degradación grande», detallaba Torralbo, que por otro lado aún no puede precisar con exactitud ni cuándo ni dónde se confeccionó. «El soporte puede ser piel de cabra porque es lo que utilizaban los judíos para los textos litúrgicos», y «probablemente se hizo en Tudela, donde había un taller (de un escribano), y fue traído a Calahorra», comentaba entre las hipótesis sobre el origen del documento.
Otra cuestión que, por otro lado, está más clara es el hecho de que «las autoridades eclesiásticas y civiles del municipio estaban encuadernando o reforzando libros con pergaminos judíos». Este fragmento del Deuteronomio y la Torá de la catedral no son los únicos ejemplos. A ellos se suman también «el hallazgo que hubo en la parroquia de San Andrés con el libro de Ester, y que también estaba dentro de la encuadernación», añadía ayer Torralbo. «Lo cual nos quiere decir que este pergamino no es una donación de un judío para que hagan esto con sus textos sagrados, sino que tiene que proceder de una incautación porque están denigrando al máximo nivel lo que son los textos sagrados de los judíos», precisaba.
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