«Los peones camineros vivían en casillas y recibían un miserable jornal»

Con el paso de tiempo, «en 1852, Isabel II mandó construir las casillas de los camineros en las carreteras» y de las que apenas quedan ejemplos en las carreteras. «Se hicieron con material de la época como el adobe. Eran dobles, tenían una entrada bastante ancha y una vivienda a mano derecha y otra a mano izquierda», describe Pérez

En ellas podían convivir dos familias de peones camineros, cuyo cometido «era mantener, diez kilómetros hacia una margen y diez kilómetros hacia la otra margen, la limpieza de lo que era el firme de la carretera o el camino». «A cambio recibían un miserable jornal», subraya el exjefe del Parque Calahorra. En La Rioja muchas de estas edificaciones han desaparecido, aunque aún pueden verse en Bergasa (LR-134), en Cervera (en la carretera hacia Valverde) o en Alfaro, que «perteneció a Mauricio Palacín», apunta Pérez. Sin embargo, en 1960 «se empieza a reagrupar todo el personal de carreteras y camineros, y se crean los parques de maquinaria donde se construyen las viviendas», dice Santiago Pérez.

Los camineros que ocuparon aquellas viviendas rudimentarias vestían con uniforme compuesto de chaqueta y pantalón de paño, chaleco y visera con una insignia metálica. El Fondo Fotográfico de Bella, en el archivo municipal de Calahorra, conserva varias fotografías de estudio de personal de caminos los años 20 y 30 de distintas localidades de La Rioja Baja.