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Obras de derribo del número 18 de la calle San Andrés. I. Á.
Orígenes en ruinas, en la Bimilenaria
Calahorra

Orígenes en ruinas, en la Bimilenaria

Las zonas más degradadas del casco antiguo agonizan tras décadas de abandono de viviendas. Hasta 178 están declaradas en mal estado

Isabel Álvarez

Calahorra

Domingo, 10 de septiembre 2023, 09:38

En el año 2017, la muerte de un ciudadano marroquí de 55 años en el incendio de su vivienda en la Cuesta de Curruca sacaba a la luz las deplorables condiciones de habitabilidad que aún persisten en esta calle y ponía el foco en una realidad que, hasta entonces, parecía invisible fuera del casco antiguo de Calahorra.

Los desprendimientos, derrumbes e incendios en inmuebles, muchos de ellos declarados en estado de ruina, se han seguido sucediendo cada cierto tiempo. Un simple vistazo a la hemeroteca recuerda varios siniestros de este tipo. En 2018, una fuerte nevada provocó desprendimientos en edificios de las calles Mayor y del Olivo. En 2021, fue un muro de la calle del Caño y en el verano de 2022, un vecino de la Arrabal, que entonces se estaba reurbanizando, salvó su vida de milagro en el desplome total de su vivienda, en el número 91. Afortunadamente, minutos antes había salido de su casa para tomar un café.

Estos son solo unos ejemplos, que volvieron a repetirse el pasado mes de agosto en el número 18 de San Andrés y en el 18 de la Estrella, donde, lamentablemente, murió una mujer de 61 años. El alcance y la gravedad de la situación urbanística y social de una parte del casco antiguo de Calahorra exige medidas contundentes y extraordinarias, como las anunciadas esta semana por la alcaldesa, Mónica Arceiz, en el plan de acción que va a acometer el Ayuntamiento para poner freno a los derrumbes y evitar más muertes, como la de Mari, el 28 de agosto en la calle la Estrella.

Varios vecinos observan el avance de las obras de derribo de la casa que se derrumbó en agosto en la calle San Andrés. I. Á.

«La pena es que haya tenido que haber un fallecimiento para que se actúe en serio», sentencia Gabriel Aragón, presidente de la Asociación de Vecinos del Casco Antiguo de Calahorra, quien, si bien destaca que en los últimos años se han reurbanizado calles e invertido en mejorar el patrimonio, «en el tema de las viviendas no se ha actuado».

Atajar el problema, que lleva años enquistado, no es fácil. En primer lugar, porque la zona histórica de Calahorra no es pequeña. Ocupa, de hecho, 360.000 metros cuadrados en los que durante más de 2.000 años se han asentado distintas civilizaciones. El área es extensa, pero lo más preocupante es que tres cuartas partes (270.000 metros cuadrados) corresponden a los ámbitos más degradados. Radiografiar la zona es una de las primeras acciones en el plan de medidas del Consistorio, que pone el foco en aquellos inmuebles en mal estado, que no son pocos (178), y el mantenimiento de los que aún se conservan, aunque sea con unas mínimas condiciones de habitabilidad. «Por encima de todo hay que evitar que las viviendas lleguen a la ruina y a derrumbarse», apunta el presidente de la asociación de vecinos, advirtiendo del efecto dominó que se produce en muchos casos porque «hay edificios que se apoyan en otros».

Estado de conservación de una casa de la callde los Sastres. I. Á.

Es uno de los grandes temores de quienes tienen sus casas en buen estado y desde la ventana ven como la de al lado se va viniendo abajo. Es el caso de Antonio, residente en el callejón de la calle San Andrés, cuya vivienda está situada junto a una edificación deshabitada y en muy malas condiciones. «Hay una viga que está sujetando al menos 5.000 kilos, y como se caiga se lleva mi pared», indica desde esta calle.

«Por encima de todo, hay que evitar que las viviendas lleguen a la ruina y a derrumbarse»

Gabriel Aragón

El Ayuntamiento puede requerir a los propietarios que actúen para reparar los daños, pero muchas veces, dada la antigüedad de los inmuebles, es difícil dar con ellos. Es lo que sucede con el inmueble que le quita el sueño a Antonio en el callejón de San Andrés. «Era de una familia de Calahorra, pero el hijo murió en un accidente de coche, después murió el padre y más tarde, la madre. Así que esto no es de nadie. No se sabe si hay herederos», explica.

«Hay temor al descuido de las casas», corrobora el presidente de la Asociación de Vecinos del Casco Antiguo, Gabriel Aragón, que entiende que parte de la solución para la revitalizar el barrio puede llegar con el fomento de la vivienda de alquiler, que además escasea en Calahorra. «Lo hemos visto en calle Eras. Allí ha terminado una promoción y ya están todas ocupadas. Y lo mismo ha sucedido con otras en Justo Aldea y Bellavista», añade.

«La gente de Calahorra se ha ido marchando»

«En la plaza Obispo Fidel García, en la calle Eras, Bellavista... hay muchas casas nuevas, pero donde no hay es aquí», comenta María del Carmen, quien junto a Paqui, como muchos otros vecinos del casco antiguo, se ha desplazado estos días hasta la calle San Andrés para ver cómo avanzan las obras de derribo del número 18. «El problema es que la gente de Calahorra que vivía aquí se ha ido marchando, las casas se han quedado viejas y repararlas cuesta muchísimo dinero», precisa.

Parte trasera de una casa de la calle la Estrella. I. Á.

El Consistorio cuenta con una línea de ayudas para la rehabilitación de viviendas en la zona histórica, que prevé ampliar además a toda la ciudad. Sin embargo, el perfil de la inmensa mayoría de las personas y familias que han accedido a edificios que no cumplen con todos los estándares de habitabilidad es el de colectivos en situación de vulnerabilidad. José Andrés Pérez, delegado diocesano de Acción Caritativa y Social de Cáritas, incide en la importancia de trabajar con ellos «de manera integral». Porque «no es solo el problema de que no tengan una vivienda digna, sino que hay otros como el desarraigo, falta de formación...», afirma. «Lo vemos nosotros con los alojamientos temporales de la Arrocera. Las personas que pasan por esos pisos cuentan con un acompañamiento (a través de profesionales) y, por ejemplo, muchos acaban encontrando un empleo y llevando una vida normalizada», destaca. José Andrés Pérez lamenta, de otro lado, que la dejadez durante décadas de «todas las administraciones» en estas zonas del casco antiguo haya derivado en la formación de «guetos».

La situación urbanística de estos barrios también es compleja, al ser «un casco antiguo muy grande y con muchas diferencias», sostiene Ángel Carrero, decano del Colegio Oficial de Arquitectos de La Rioja (COAR), quien pone a disposición del Ayuntamiento esta institución para abordar los problemas en este ámbito.

Y es que, «hay una serie de barreras que impiden a veces actuar y que hay que conocer, como los desajustes propios de la zona, por qué la gente no vive ahí, qué pisos hay en alquiler...», incide el decano de los arquitectos riojanos, que aboga, además, por favorecer la promoción de vivienda en alquiler, a través también de la iniciativa privada.

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