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Una novillada con 33 años de historiaEl festival taurino, con la participación de todos los toreros y rejoneadores de Calahorra (tanto en activo como aquellos que se han retirado), que ... acoge mañana sábado la plaza de toros de La Planilla, tiene un precedente hace 33 años. El festejo de mañana, 12 de octubre, parte de la iniciativa del Club Taurino de Calahorra, con la colaboración del Ayuntamiento, pero el de 1991 no sólo lo impulsó el Consistorio, sino que éste hizo también las funciones de empresario.
La doctora en Historia María Antonia San Felipe dirigía entonces la 'casa' de los calagurritanos, con Raúl Vitoria como concejal de Festejos en su equipo. Y en el coso, que ahora cumple su centenario, se entrenaban con mucha vocación tres jóvenes calagurritanos, Pedro Carra, José Antonio Pérez Vitoria y 'El Víctor', que soñaban no con jugar al fútbol sino con ser toreros. «Era una época de mucha afición taurina, y en Calahorra había muchísima», contextualiza María Antonia San Felipe, quien en ese momento junto a Raúl Vitoria se lanzó a armar una novillada para los tres chavales que se habían formado en la Escuela Taurina de Calahorra, inaugurada a mediados de los 80. «No era normal que en una ciudad como Calahorra hubiese tres futuros toreros que tuvieran ilusión de tirar para adelante con ese oficio. Así que se pensó en hacer algo para apoyarles», explica la exalcaldesa.
Primero se eligió una fecha: el 2 de marzo, antesala del día grande de las fiestas patronales de invierno por San Emeterio y San Celedonio. Para 'El Víctor', ese día fue doblemente especial al ser el de su debú con picadores. Una fecha, por cierto, que veinte años después conmemoró el Ayuntamiento con otro festival a beneficio de la AECC (como el de mañana) y en el que 'El Víctor' estuvo acompañado por sus otros dos compañeros.
Para la organización de la novillada del debú del torero el Consistorio se debatía en un dilema. «Si dábamos la gestión fuera iba a ser carísimo porque el mundo del toro tiene muchos vericuetos, pero también tenía mucho riesgo que lo asumiese el propio Ayuntamiento», recuerda San Felipe. La alcaldesa prefirió arriesgar y no salió nada mal la 'faena'. De hecho, hubo hasta superávit con la venta de las entradas (en los tendidos se vendieron por 1.000 de las antiguas pesetas), que se destinó a comprar tres trajes de luces para los diestros.
Desde el Ayuntamiento (con la ayuda eso sí del empresario taurino Pepe Almiburu) se organizó el festejo de cabo a rabo. Los novillos se compraron a la ganadería de Julio Jiménez, en la localidad zamorana de Fuentesaúco y la propia alcaldesa fue a elegirlos a la finca. «Fue una aventura tremenda», se ríe al recordarlo. «Fuimos a Fuentesaúco Raúl Vitoria, Pepe Almiburu, mi marido (que es muy aficionado) y yo», enumera. En una época sin móviles ni GPS («quedamos en un cruce para que nos guiaran hasta la ganadería») ni información meteorológica al momento se toparon con una «nevada monumental». «Así que llegamos al campo y era imposible ver las pezuñas de los toros por la nieve que había ni verlos andar», cuenta. No tardaron en volver. Al fin de semana siguiente, «regresamos a la finca y ya elegimos los novillos». «Fuimos hasta con unos prismáticos para poder verlos de cerca», añade.
José Antonio Pérez Vitoria
Exmatador de toros
Pedro Carra
Exmatador de toros
Víctor García 'El Víctor'
Subalterno
El festival, como se recoge en los artículos del crítico taurino de Diario LA RIOJA en 1991, Juan Cruz Gastón, tuvo un coste de 4.021.047 pesetas mientras que los ingresos (por las entradas, la venta de la carne y el alquiler del bar) ascendieron a 5.896.784. Por tanto, quedó un superávit de 1.875.737 pesetas y «pudimos cumplir con la promesa de comprarles los trajes a los toreros», valora San Felipe, a la vez que incide en que en aquella época ese gesto con los diestros calagurritanos era importante ya que «no podemos olvidar que muchos de los novilleros, o bien sus padrinos o apoderados, tenían que poner dinero para torear».
«Creo que me compré un vestido azul. Aún lo guardo», decía ayer José Antonio Pérez Vitoria, mientras con Pedro Carra y el presidente del Club Taurino de Calahorra, Miguel García, engalanaban el coso para el festejo de mañana. «Pero lo importante es que se llenó la plaza y que la novillada fue muy buena», apuntaba Pedro Carra. «Es que fue algo histórico. Hubo gente que se quedó fuera de la plaza. De hecho, hay aficionados que dicen que nunca ha estado así», rememoraba 'El Víctor'.
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