La afición por el folclore en Calahorra comienza en muchos casos desde la infancia y esto hace que el relevo generacional esté asegurado en los diferentes aspectos que ofrece en la ciudad.
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La danza tradicional es uno de ellos. La escuela municipal, después de un ... impás obligado por la pandemia del COVID-19, está recuperando el ritmo.
«Era una incertidumbre cómo íbamos a arrancar después del parón. Sin embargo, en las clases de iniciación (de 3 a 7 años) tenemos seis niños y en el siguiente grupo, la antesala de Coletores, de 8 a 16 años, contamos con casi veinte participantes. El número es muy bueno, teniendo en cuenta como está el folclore nacional (en muchos casos no han podido comenzar todavía)», destaca Luisja Ayensa, director de Coletores y monitor.
Este relevo generacional ha favorecido que una docena de personas con 16-17 años pasen a bailar con Coletores. Algunos alternan los ensayos con la escuela y con los adultos.
Las clases se imparten los lunes y viernes en el pabellón del colegio Ángel Oliván, por la tarde. Asimismo, se ha incorporado Nieves Herce como monitora. El objetivo no solo se centra en formar danzantes, también profesores que a su vez, como en el caso de Nieves y Luisja, tienen magisterio, por lo que destaca su conocimiento en enseñanza.
Los mayores y los alumnos participarán en las próximas fiestas de marzo en diferentes actos como la procesión, la actuación del día 4 en el teatro, el 5 recibirán al nuevo obispo en el atrio de la catedral, estarán presentes en el 'pobre de mí' con la jota y el 6 acompañarán a la comparsa en la presentación de los gigantes restaurados. Ayensa añade que para este año tienen como objetivo poner en marcha un festival infantil de folclore, un proyecto que la pandemia ralentizó, pero ahora se retoma con fuerza.
Dentro de la oferta cultural calagurritana se llevan a cabo, entre octubre de 2021 y junio de 2022 los cursos de gaita y tambor. Se trata de una iniciativa de la Asociación de Gaiteros de Calahorra en colaboración con el Consistorio. Se imparten en el local de asociaciones los sábados y están dirigidos a niños a partir de 8 años. Ángel se encarga de enseñar a tocar el instrumento de viento y Miguel, el de percusión.
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Además, un grupo de padres cuyos hijos tienen una gran afición por los gigantes y cabezudos han creado un grupo chiqui con la posibilidad de incorporarlo a la comparsa de la ciudad, si se modifican sus estatutos.
Por el momento están Juan, Marcos, Mateo, Íker, Fran y Alonso. Ensayan desde septiembre los sábados, una vez al mes, en una bajera particular dirigidos por dos danzadores adultos de los gigantes (Marcos y Javi).
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